Necesito un whisky y una historia
cuando estoy delante del mar…
Marguerite Yourcenar: La leche de la muerte
A Gabo Guzmán,
allí donde te encuentre.
Necesito un adiós y un pañuelo lleno de mocos para los que no se rebelan, para los adictos al sistema, para los que se creen las noticias que dicta la televisión
Necesito un kilo de bismuto molido y una canoa llena de plomo para meterle en la boca a unos cuantos mamuces que fosilizan lo que tocan
Necesito un arpón y un radar intergaláctico para cazar esas ilusiones que creíamos perdidas y una tonelada de magia para reactivarlas y volverlas potencia y acto y celebración, tan fuertes como las montañas, tan serenas como ellas, tan invencibles
Necesito un caleuche, una nave de alas de cóndor y banderas rojinegras, banderas cósmicas y guitarras y lirios, para juntar a todos los compañeros de todos los caminos de todas las noches de todas las batallas para convencerlos que nos seguimos debiendo una: una batalla, una noche, un camino
Necesito un médano donde trazar el mapa y una estrella donde esconder las armas, las armas de la verdad, las armas de la justicia; necesito junglas y oquedades donde sepultar los miedos; necesito un témpano de fuego donde derretir tanta ansia domesticada, tanto ardor que se enfrió, tanta pasión en cápsula; necesito muchos, demasiados barcos ebrios y tumbas luminosas desde donde vuelvan a renacer los amigos, mis amigos, los de la calle y los de la victoria
Necesito una fogata donde quemar todo el dinero del mundo y que empecemos de nuevo
Necesito un vaso de agua y una ballena, una vidala y un blues, para poder seguir creyendo que, como decía tata George Harrison, todo es demasiado y todo es posible.
1 Comentarios
Demasiado y posible. Maravilloso texto. Abrazos, querido Pablo.
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