Strada Lipscani, en diciembre de 2005. |
En mayo de 2007, en la misma calle, la policía le pedía la documentación y le conminaba a largarse. No tenía autorización. |
MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ -.
Hace unos meses colgué una entrada sobre un violinista que tocaba en una calle del centro de Bucarest, a propósito de una escena de la que fui testigo en dos momentos distintos, hoy me han hecho ese comentario anónimo.
Como no quiero que se pierda y porque creo que es un buen testimonio de lo sucedido en Rumanía, cuelgo de nuevo las fotografías (arriba) y el comentario (abajo). Son esas sorpresas que da internet:
La vida nos golpeó.. Si supieran que ese hombre, es un profesional, que terminó un doctorado en filosofía…
Sus hijos, aprendimos, gracias a él, a luchar por lo que tenemos, todos trabajamos y estudiamos en la universidad.
Ël, ahora está viejo, y enfermo.. pero no quiere dejar de trabajar…
Fuimos bendecidos de tener esa “familia” en nuestra vida. No nos faltó amor, consejos ni estudio, las únicas herramientas que necesitábamos para armar nuestro futuro.
Nosotros cursábamos la escuela secundaria y recuerdo que lo que más les preocupaba a mis viejos era que termináramos.
Luego… pudimos conseguir un trabajo, y seguir costeando nuestros estudios… y apoyar a nuestros padres.
Nuestro consuelo, era que la uni era gratuita, y a pesar de ello, comenzó nuestro gran sacrificio, con muchas privaciones y carencias.
Logramos las cosas con tanto esfuerzo…
El año pasado veía a un chico que vivía en la plaza, se pasaba horas estudiando en la biblioteca de la Fac. de medicina… hay tantas historias..
Texto publicado originalmente en el blog del autor: Vivir de buena gana.
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