MARISA PEÑA-.
Decir adiós,
dejar atrás aquello que hemos sido,
cerrar la puerta,
aceptar lo ya dado,
y llevarse enredados los recuerdos
en la voraz madeja de la vida.
Decir adiós,
porque la vida empuja
sin pudor ni mesura,
embriagada de sed,
con su mortal perfume,
dulce, frío, distante, abandonado.
Imagen, cuadro de Edward Hopper.
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