Roberto Burgos Cantor
Saber qué buscan, o buscamos, los seres del mundo, no es un asunto menor y constituye uno de los más extraños misterios. Sobre todo porque la búsqueda implica rechazos violentos, imposiciones de muerte.
En el cercano presente que nos correspondió parecen haberse extinguido las palabras del entendimiento. Una lengua de amenazas, conminaciones, insultos, son el rescoldo de un volcán de creciente incomunicación, de insaciables erupciones.
Así hemos presenciado, con la pregunta de cuánto dolor nos queda, aviones arrojando misiles sobre poblaciones inermes; explosiones de bombas escondidas y balas graneadas en una sala de concierto y baile; automóviles y camiones, a velocidad, cargados de dinamita, atropellando a la gente en las aceras; gente armada que mata a otros que ni siquiera son combatientes.
Esas montañas de cadáveres al sol y a la noche, esos cuerpos muertos que todavía no germinan como plantas silenciosas, van dejando, además de los sufrimientos de ausencias, un reclamo, un llanto rabioso de venganza, una compensación incierta que nada puede satisfacer.
En aquel cuento de Borges, de espléndida factura y múltiples conjeturas, Emma Zunz, se lee: “(…) porque la muerte de su padre era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin.”
Tal vez allí este una de las claves. La muerte es interminable. Sigue siempre, sin regreso.
¿Por qué matar entonces?
Si la muerte sigue sucediendo sin fin, no hay redención posible. Ni el perdón devuelve la vida destruida.
Tantos siglos durante los cuales el ser humano ha investigado el sentido de la vida, y ha creído apaciguar instintos que no termina de comprender, pura reacción incontenible, no han cambiado lo peor que también nos habita.
Los sistemas de justicia, la cárcel como correctivo, la educación, las religiones, todo muestra su fracaso, su conversión en un resultado distinto, el envilecimiento.
Es posible que un sentido de humanidad sin utilitarismos se asome en las lecturas. Los planes que poco a poco hacen lectores ojalá permitan el descubrimiento de claves de vida. Esas ideas que están desde siempre en las novelas, en los poemas, en los relatos y que hacen de ellos semilleros de libertad, reconciliación con un sentir íntimo que se desconocía. Ideas que atraviesan los tiempos y esperan.
Imagen: "Recordando al maestro Quirós..." Elita.
Imagen: "Recordando al maestro Quirós..." Elita.
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