Día tras día… (otra)


Miguel Sánchez-Ostiz

Jour après jour… sí, los días se escapan, el otoño está aquí en las luces, en las dalias que se quiebran, en el viento sur que sopló con fuerza el otro día y peló de flores la lagerstroemia, en las rosas otoñales que parecen empeñarse en sacar sus mejores matices de color. Los días se alargan y no hay manera de espantar la dichosa jindama, el canguelo de esos días que vuelan por mucho estoico que pongas en escena. El tiempo, ese segalari de sombra, he dicho ya mucho veces. Ahora mismo corrijo pruebas de un artefacto que es probable sea el último, aunque no voy a ponerme estupendo, como suele ser habitual en el hampa literaria, y declarar que no escribiré más, a modo de campaña publicitaria para vender mejor el próximo libro, bien jaleado por los medios. Solo sé que con ese tranvía fantasma que hago circular por donde mejor me parece, con la ayuda de los versos de Eliot que hablan del tiempo y de Joyce, en el centenario de su Ulises, he llegado al final de un camino ya muy pateado. Lo que ahora venga, lo ignoro. Por el momento, el paisaje me acompaña.

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Publicado originalmente en el blog del autor, Vivir de buena gana (15/9/2022)

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