Manuel Díaz Martínez. De su ceniza y esperanza


Amalia Cordero

Hoy llora la poesía en Gran Canaria y todos(a)
los que le conocimos. Nos hemos quedado sin un gran poeta,
pero sobre todo, sin una grandísima persona.
Coca de Amas Fariñas.
18 de junio 2023.


Manuel Díaz Martínez. Cuba 1936 /España 2023. Cultivó la poesía el cuento, la crítica litieraria y el periodismo. En 1960 tomó un curso en el Instituto de Estudios hispánicos de la Universidad de París. (Sorbona) Fue redactor de varios periódicos en Cuba y Consejero Cultural de la Embajada de Cuba, en Bulgaria e investigador de la Academia de Ciencias. Recibió el Premio Julián del Casals en 1967. En dos ocasiones Mención en el Premio Casa de Las Américas. Poemas y cuentos suyos han sido publicados en antologías nacionales o extranjeras. En 1982 le fue concedida la Distinción Raúl Gómez García, del Sindicato de la Cultura.

De su autoría traigo tres poemas. Si no los hubiera encontrado en una antología, que está próxima a cumplir cuatro décadas, afirmaría que fueron escritos hoy mismo. O el mundo ha cambiado muy poco o él fue un poeta que supo visualizar el futuro y como profeta señalizar el blanco de la diana. Al recibir la noticia de su fallecimiento, como la luz que engendró su verano, recordé estos poema que leí hace mucho tiempo y por la vigencia quedaron en mi recuerdo: son sus huellas, su testimonio de vida.

La guerra

Todos los aviones regresaron a sus bases

Pero no todos los hombres

Regresaron a sus casas. Pero no estaban

Todas las casas de los que no regresaron. Pero

No todos los que regresaron

Encontraron a todos en sus casas.



El Viajero

Viajero no es quien camina, sino quien regresa y trae todos los odios y

Todas las conmiseraciones, todas las fatalidades y todas las esperanzas

Viajero es quien, de vuelta a la penumbra de su casa, piensa, gime y mal

Dice hace planes monstruosos o llenos de piedad para el hombre

Y su resistencia.

Soy el viajero: he caminado por ciudades infinitas, abiertas sobre mi

corazón como bocas.

Pozos de piedras grises y humo congelado en los distritos del invierno

Llámanse San Pancracio en Londres, Ivry en París;

Bóvedas en la nieve bajo las cuales fui diciendo violencias y acumulando

un rencor tan vasto y poderoso como las hambres y las revoluciones

juntas.


Pasé de un lado a otro sobre trenes oscuros como orugas roedoras de la

palidez —lanzas penetrando en los órganos de un muerto —;

la lluvia borraba los paisajes y los rostros de Europa Occidental.

Dormí en el vientre de ese pez y en su noche de víscera resistí su apetito,

pero en los ojos me han dejado llaga sus ácidos.


Vagué como una sombra por países helados, que tenían eternamente ce

rradas las puertas de sus grandes mansiones, en el fondo de cuyos

patios ladraban perros;

por interminables plazas con cicatrices en las arcadas y lobos copulando

al pie de las lápidas que eternizan horrores;

conocí cadáveres aún no sepultos que marchaban deshaciéndose en la niebla

de Europa Occidental.

Sobre mi frente cayeron, convulsos, aquellos pájaros desgraciados que

graznaban en la intensidad de las mañanas más áridas que han rozado

mis sienes.

Señores cerveceros de Baviera —grité—, nada de cervezas al pie de las

Máquinas de guerra: no compartiré el brindis por un futuro del cual

serán testigos los monstruos y los muertos.

Soy el viajero, he regresado, y no retrocedí; he visto, y no he quedado

ciego; he gritado, y no volví las espaldas al vacío que recorrió mi voz;

estoy de vuelta como un guerrero que aguarda la más gloriosa batalla.


Sonetos en Agosto

El verano me engendra como un fruto;

así engendró la tierra y estas aguas,

así engendró estas noches y este barro,

estos himno y soles;


así engendró estos músculos y muertes,

así engendró estos héroes y estos ojos,

este sillón de cómoda modorra;


así engendró esta miel,

este impulso, este amor, este misterio;


así engendró este cuento y aquél no;

así engendró esta duda,

este sueño, estos huesos y deberes;

engendró la ceniza y la esperanza;

así engendró la luz. 1


________

1 Díaz Martínez Manuel. Los poemas, La Guerra, El Viajero y Sonetos de Agosto, aparecen en la Antología Poética: La Generación de los Años Cincuenta. Editorial Letras Cubanas.Ciudad de La Habana. Cuba 1984. Pág. 522-540

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