Desde el alba del mundo el alimento fue inseparable de las mujeres. Es ya en el vientre materno que la mujer alimenta las vidas futuras, el líquido amniótico precede a la leche materna, viene antes del willkaparu que es su buen sustituto, luego vendrán las primeras papillas, el desayuno, el almuerzo, la cena. Fueron las mujeres que empezaron a seleccionar las semillas, escogiendo los lugares más aptos donde sembrarlas, controlaron el riego y su crecimiento, luego vinieron las cosechas y así la domesticación de miles de especies, y su conservación. Después vendrán las recetas culinarias, su ejecución, ahí es donde los saberes se mezclan con los sabores, generando placeres, que desde siempre en la cocina las mujeres supieron crear.
El día de hoy, 15 de octubre, es el Día Internacional de la mujer rural, la mujer que tiene callos en sus manos y sudor en la frente, miles de kilómetros recorridos. La mujer que mira el sol que se levanta con ella y que es la última en irse a dormir. Antiquísimo ritmo biológico de la tierra y que la Historia olvida, el PIB (Producto interno bruto) no toma en cuenta y la economía convencional no calcula. Recordémoslo hoy y hacemos que no entre en el olvido mañana.
Mañana, 16 de octubre, es el Día Internacional de la Alimentación. Queremos recordar que casi el 70% de los alimentos hoy proviene de la agricultura familiar campesina, la cual en su mayoría es conducida por mujeres (los hombres emigran por conseguir otros oficios, los jóvenes van a las ciudades a estudiar o a buscar otras actividades, solo los ancianos, los niños y las mujeres se quedan en las comunidades). Y las mujeres ahí siguen con las ancestrales tareas de seleccionar las semillas, escoger los lugares de siembras, regar, cosechar y cocinar. Así, aunque parezca que haya cambiado todo, en realidad en el campo no ha cambiado nada, en las buenas y en las malas las mujeres campesinas siguen ofreciendo sus vidas al campo, los saberes y los sabores en la cocina de todos los días. Las mujeres, hasta donde nuestra memoria alcance, son las que, al gesto elemental de comer, más allá de ser una necesidad fisiológica, han ofrecido creatividades y técnicas, tejiendo herencias familiares y comunitarias.
El largo trecho que separa el mundo rural del mundo urbano sigue siendo recorrido en su mayoría por mujeres campesinas, mujeres que merecen el reconocimiento para todos estos esfuerzos, para este amor, para esta inmensa poesía. Pero además del reconocimiento es necesario que tengan el apoyo, la cooperación y la asunción de corresponsabilidades en las familias, comunidades e instituciones. Y el reconocimiento de su voz que nos oriente hacia la construcción de formas de sembrar, cosechar, alimentarnos y vivir en armonía entre nosotros y con la Madre Tierra.
Maurizio Bagatin, 15 de octubre 2021
Texto leído el 15 de octubre del 2021 en la Casa de las Culturas de Cochabamba, en ocasión del Día Internacional de la Mujer rural
Imagen: Elaboración de la chicha en Sacaba
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