"Que tremendo error querer
claridad sobre todas las cosas".
-Louise Glück-
Palabras de Lawrence Durrell: “Todo es posible aquí, porque nada es real. Perdón. Los límites del mundo conocido, las divisiones, los corredores, los recuerdos todo eso cae sobre nosotros en una mísera catarsis que nos golpea”. Delineando el barroco del carnaval, el puchero y sus máscaras, las burlas, la fiesta, sus borracheras que inhiben y corrigen el tránsito, el recorrido, el camino. La fiesta que ilustra la esencia, desde la penetrable fisura del resquebrado andar cotidiano y de siempre, soplando la luz de una vela o mirando un bache en el asfalto, una mancha en el mantel de la mesa donde sigue depositado el desayuno de ayer. Lo que cuenta es el silencio de las imágenes, que es la música más hipnótica, el barroco. Entra la lluvia por las ventanas abiertas, salpica sobre la cerámica, se desliza frente a una pared lisa y desnuda, perfectamente inmaculada. Humedad de marzo.
“Ni siquiera es un artista”, han afirmado de él. Jack Vettriano no era Edward Hopper, fue un minero de la Escocia, jazz de Art Blakey, Quicksilver y buen Scotch whisky envejecido en barricas de roble. Esta mañana buscaba entre mis cachivaches unos tornillos, colgado frente a mí, en la misma pared perfectamente inmaculada, está el rompecabezas de The singing Butler, obra que Jack Vettriano iba replicando y vendiendo a 10 Libras esterlinas. Puzzle que observo solo cuando paso por ahí, metafísico y surrealista, jazz de John Coltrane, Trane’s Blues y viento de tramontana en la playa de Methil. Todos los artistas buscan con su lenguaje reconocerse en lo efectual de la historia, simplemente componer el rompecabezas de sus miserias y de sus noblezas. “Después de todo, ningún artista puede decir que no ha copiado nunca nada”.
Realmente no es el tiempo lo que nos falta, somos nosotros los que faltamos al tiempo. En el cinema nudo y crudo, las imágenes que nos ofrece Tarkowsky, en las levigadas y silenciosas imágenes de Nostalghia, el cinema que ya no encontraremos, purezas destiladas. En este carnaval absorbo el cinema que nos recuerda y nos invita, celuloide de memorias, todo el mundo en directo desde aquel 11 de septiembre que nos pareció un film. Un film que es la vida, Hollywood distorsionada, el espectáculo posmoderno que se parece cada día mas a un simulacro. Miles de años de poesías y todo los dias un nuevo inicio, un rewind.
Una vida se va, otras vidas nacen, en tiempo de fiesta y en las guerras. Cuanta terrible energía y cuanto silencio, cuantas imágenes que recorren el espacio inclaudicable, el misterio del tiempo y la eternidad. Y el tiempo que pasa mucho más rápido y nosotros que vivimos menos lentamente que antes. Todo esto y mucho más, todos envueltos en el silencio de las formas, capturados por las raíces que parecen venas y arterias, circuitos de infinitas posibilidades, abstractas y racionales, de ilimitadas bellezas y dolores, de miedo y deseo y azar.
Maurizio Bagatin, 3 marzo 2025
Imagen: Jack Vettriano, The singing Butler
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