Una lagartija sin cola busca el último sol de la tarde, mañana será otoño y su sangre ebullida animará el descanso que nosotros llamamos letargo. Bifurcada lengua y ojos de cristal, seres que aún nos parecen fantásticos en sus movimientos, funambulescos en su mirada, fabulosos en su presencia. Reptil milenario, pensar que ayer jugaba contigo, y me emocionaba al ver tu vientre inflarse por la respiración, tu piel blanca con sus irregulares líneas que parecían perseguir un imposible diseño, me agitaba para seguir el movimiento de tus cinco dedos o como lograbas capturar a la mosca, deglutir a la hormiga y aniquilar a la araña.
Leí Il piccolo Kalbris bajo el higo de la vieja casa de la Via Bosco, regalo de mi prima Brigitte para mi primera comunión. La aventura del pequeño Kalbris no es una historia que comulgue con el recibir el cuerpo y la sangre de Cristo. Se leía lo poco que circulaba en aquellos años, fueron andares los nuestros que preferían las Via Paal imaginarias y las que realmente existían, luego vendrían Jules Verne y Emilio Salgari. Muchas historietas bajo la sombra del viejo nogal. Las diosas mitológicas y las mujeres de amazonas, y nosotros intentando forjar el coraje y la astucia de Ulises.
La primera vez que Bob Dylan oyó el tema que compuso All Along The Watchtower tocado por Jimi Hendrix, casi se desmaya. Desmayo de alta tensión, demasiado voltaje para su fibra y su voluntad. Nunca hubo tal asombro en el mundo de la música.
Sobre un libro: “Hay mucha narrativa por rescatar en esta lúcida lectura y buen análisis de la obra. La está leyendo en estos días mi hijo. Escuchando a la narradora me acordé de un texto de Italo Calvino, uno de los que sigo consultando a menudo: Lecciones americanas. Creo que el texto de Calvino frecuenta este género de literatura, donde los opuestos se encuentran y propio en su primer capítulo, con el título de Ligereza, trata esta novel de Milan Kundera. Y la trata muy profundamente, considerando que la novela “es una amarga observación de la inevitable pesadez del vivir”. La pesadez del vivir según Kundera es la reducción del vivir. Me gustó mucho y me pareció muy pertinente qua haya tomado en cuanta a Tolstoj, al Tolstoj más cruel y menos “romántico”, que vale ya todo en el íncipit de Anna Karenina. El Kundera que más se fijó en mí es lo de La ignorancia, de Los amores ridículos y, sobre todo lo de La vida está en otra parte, gran inspiración rimbaudiana, y de La inmortalidad".
Alguien lo tenia que decir: “La política es el arte del ilusionismo”. Pocos o nada de estudios antropológicos en nuestra política “del campo”, el mundo campesino relegado en “mucho humo y poco humanismo”. No deseamos conocer nuestro verdadero pasado y nos hundimos en una mitología histórica floja, sin la pretensión de defender los hechos y sus reacciones. Mientras la nave va…
Maurizio Bagatin, 24 de agosto 2025
Imagen: Victor Brauner
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