Hay un pasaje escalofriante donde la poesía ilumina el insoportable apocalipsis. Antes de las palabras fueron las imágenes que Béla Tarr llevó al cine en hacernos conocer a László Krasznahorkai, hoy Nobel de Literatura. Me voy a Melancolía de la resistencia que el cine supo adueñarse antes de que la leamos.
Tango satánico es una enorme novela, desde un rincón del mundo que son muchos rincones de este mundo. Infernales y reales, absurdos y auténticos. Lenguaje tan sabroso y tan irreverente, leeremos mañana su última obra, El barón Wenckheim vuelve a casa, con la esperanza que llegue en la misma edición de Acantilado, pero no con su prohibitivo precio.
Nobel merecido, aunque seguimos esperando a Godot, quería decir a Thomas Pynchon, a Michel Houellebecq, a la poesía de Clara Janés o de Raúl Zurita.
Maurizio Bagatin, 9 de octubre 2025
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