En memoria de Leopoldo Brizuela

Pablo Cingolani

Me acaba de impactar la noticia. Que Leopoldo Brizuela se haya muerto me impacta y duro. Tenemos la misma edad. No es justo que se haya muerto.

Leí sólo dos de sus obras: Inglaterra y Una misma noche.

A Inglaterra la amé desde el principio. Novela compleja, erudita, inclasificable. Cuando la leí -¿Cuándo? No sé, hace mucho tiempo, se había ganado un premio-, sentí una empatía muy simple y muy directa con el autor: este tipo siente lo que yo siento, me dije.

Siente el desarraigo, siente los confines, siente que el puto fin del mundo es un lugar y que se puede escribir desde allí, que se puede construir otro mundo –un mundo sensible- desde allí. La literatura sirve para eso, ¿o no?

Inglaterra era una especie de intrépido revival y nueva versión del Mascaró de Conti. Tenía esa misma energía pero era distinta: no era distante, era el fruto de la nueva era, de la nueva literatura argentina post dictadura, post la sangre y la desgracia de la muerte. Era, sin dudas, más electrizante que la Fuegia de Belgrano Rawson y era complementaria, en un mundo sin hostilidades al pedo, de la también magistral La tierra del fuego de Silvia Iparraguirre. En suma: era Brizuela.

En el medio, hubo otra empatía colosal: su traducción de Nueve Noches del brasileño Bernardo Carvalho. Otra obra magna de desarraigos y de confines: otra versión del fin del mundo desde donde poder enviar un mensaje, así sea un S.O.S. Le agradecí siempre en secreto haberlo hecho.

Con Una misma noche, tuve empatías y desconciertos igual de profundos. De hecho, como el protagonista de la novela, yo también me eduqué en un instituto militar en medio de la dictadura de Videla, en medio de esa parte de esa misma noche pero mis experiencias y mis conclusiones sobre la vida y la literatura y todo lo demás también fueron diferentes a las que proponía Leopoldo en su obra. Me hubiera gustado poder discutir todo esto con él. Ya será.

Se ha muerto Brizuela. Me duele como si, de repente, me arrancaran un brazo. Su Inglaterra ha sido siempre algo demasiado inspirador para mí como para que no lamente su partida. Ha muerto Brizuela. Ha muerto un escritor. Ha muerto un creador. Paz en su tumba.


Antaqawa, 14 de mayo de 2019
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*Publicado originalmente en blog Sugiero Leer.

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