LORENA LEDESMA -.
Los eslóganes de las páginas oficiales indicaban que este era el "Año del Bicentenario". Sin embargo, después del día 25 de mayo se acabaron los festejos y por lo tanto podemos concluir que terminó el año. Si uno googlea las palabras "bicentenario argentino", aparecerá de inmediato una considerable cantidad de resultados que dan cuenta del gran evento. Se pueden ver y leer en estas páginas cantidades de relatos, fotos y listas de eventos que dan cuenta del tan ansiado festejo patrio. Leo y me asombro ¿pasó realmente todo eso?
Me da la sensación que lo que se vivió fue realmente poco y nada, dejando de lado el mismo 25 de mayo. Haciendo memoria, ni siquiera el día de la Independencia adquirió una relevancia superior a lo que se observa año tras año. Simplemente pasó como un feriado cualquiera. Entiendo, además, que en este año preelectoral se utilizó el festejo para apuntalar las campañas venideras.
Tras la derrota argentina en el mundial, las banderas fueron rápidamente descolgadas de las ventanas y los balcones. Al parecer, al argentino, el nacionalismo le llegó hasta la vergonzosa derrota con Alemania. La gente común nunca se alcanzó a identificar con esta celebración porque nunca la entendió. Quizás fingió hacerlo y hasta se aprendió de memoria las respuestas correctas para que ningún pillo periodista los pescara en off-side, pero nada más. Pasada la euforia del día D, el gobierno se volvió a ocupar de otros asuntos de Estado y los ciudadanos hicimos lo propio.
A tan solo dos meses de terminar el año nadie se acuerda del Bicentenario que se festejaría por un año. Podríamos decir que el evento está extraoficialmente clausurado. Tendremos, eso sí, algunos gratos recuerdos que no olvidaremos, como la publicidad de la cervecera Quilmes en la cual todos los próceres se reúnen en una mega fiesta en el Cabildo de Buenos Aires. Costará olvidarse de la imagen de la esposa de San Martín, doña Remedios de Escalada siendo presentada a la modelo argentina Dolores Barreiro y al pobre Cornelio Saavedra que le ponen los cuernos. Queda en mi recuerdo también un reloj puesto en el palacio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con la cuenta regresiva.
Dejamos atrás dos días de asados, empanadas, pastelitos y una seguidilla de celebraciones intrascendentes. Seguramente dentro de 10 años se dirá que fue grande y que la alegría reinó en el pueblo argentino. Guardaré esto que escribo para recordarme que no fue así. El Bicentenario Argentino fue un festejo patrio más, que perdurará en el recuerdo tan sólo por la evocación persistente del evento en el discurso político, que lo supo usar como caballito de batalla en todos los actos políticos agendados desde mayo de 2009 a diciembre de 2010; pero que no tuvo un eco social real y concreto porque no propició un espectáculo digno de atesorar en la memoria.
Pretender que la ciudadanía haga un examen de conciencia sobre su verdadero significado o ensaye algún tipo de reflexión sobre el país que deseamos y el que tenemos, es un sueño muy pretencioso. La gente está ocupada y sobre todo preocupada por otras cuestiones que juzga más importantes. Si hay fiesta es bienvenida, pero que no nos pidan reflexionar, porque eso genera rechazo y cansancio intelectual.
Click... mejor ver un talkshow.
2 Comentarios
Aparentemente, el circo que se vivió en Chile fue más estruendoso. Cuatro días de excesos y embriagados griteríos patrioteros, que dejaron como saldo una treintena de muertos y millones de billeteras vacías.
ResponderEliminar¿A quién conviene exacerbar estos festines masivos?
Quizá esta pregunta nos conduzca a una reflexión más profunda que nos muestre el rostro difuso de los Djs de la manipulación.
Excelente escrito, estimada Lorena.
El bicentenario chileno no le llegó ni a los tobillos al centenario.
ResponderEliminarNo hubo planificación adecuada ni grandes obras. Eso es todo responsabilidad del gobierno de la señora Bachelet y en parte del señor Lagos.
La famosa comisión bicentanario no tenía plata, de su presupuesto se pagaron generoso sueldos a asesores que no asesoraron... Se notó que nuevo gobierno, sumido en problemas producto del terremoto tuvo que improvisar celebraciones con lo que había a mano... Que pena que se haya perdido la oportunidad, había plata pero parece que estaban más preocupados de otras cosas los anteriores gobiernos.