JORGE MUZAM -.
Usualmente, quien vota por determinado candidato político, lo hace bajo el sopor de una pequeña codicia ilusoria. Algo más se ganará con uno que con el otro, deben pensar los votantes. Sin esa ilusoria codicia, el nivel de abstención quitaría aún mayor legitimidad a los eventos eleccionarios.
He visto a los candidatos bellos y rubios chilenos desplazar a los morenos mestizados. El parlamento chileno ya parece una salacuna de rubicundos aprendices de la estafa democrática. Una ensayada sonrisa bajo unos ajos azules vale al menos por cincuenta mil votos. Un encendido e informado discurso de un moreno vale por diez votos.
Los serafines que han empezado a abarrotar nuestro parlamento y nuestras alcaldías provienen mayoritariamente de los sectores oligárquicos de la derecha chilena y de la aún más derechizada Democracia Cristiana. Son hijos y nietos de terratenientes, diplomáticos, industriales, grandes comerciantes y altos mandos militares.
¿Es esto un afianzamiento de la democracia participativa? Bajo ningún punto de vista. Es más bien otra clásica jugada histórica del gatopardismo de los grandes propietarios. Hablan de renovación política, de nuevas ideas, de profundización democrática, pero en la práctica, las monsergas eleccionarias tienen el sello exclusivo del capital.
Los agrupaciones indígenas no tienen representación oficial en ninguna instancia, ni los grupos de ultraizquierda, ni las dueñas de casa, ni las minorías sexuales, ni los universitarios, ni los secundarios, ni los jubilados, ni los deudores, ni los artistas, ni los pequeños empresarios, ni los oficios mal pagados, ni los pequeños agricultores, ni los pescadores, ni los empleados privados, ni los empleados públicos, ni los consumidores, ni los ecologistas, ni los morenos ni los feos ni los genios ni los estúpidos.
¿A quién representa entonces nuestra democracia? Sólo a la oligarquía travesti de viejo cuño.
Es conocido mundialmente que nuestro actual gobierno está conformado íntegramente por los grandes empresarios chilenos. La población, pese al sacudón inicial del terremoto, parece en general contenta y responde a las encuestas con la zorruna sonrisa del inquilino adulador. Todo parece ir bien y mañana mejor. Los mineros enterrados le siguen entregando bonos anexos de popularidad al gobierno. Y los grandes medios de información, absolutamente en manos de dos consorcios empresariales progobiernistas, han pincelado de imágenes idílicas las noticias que le entregan al pueblo.
Han vuelto a aparecer los simples abollones de autos como las noticias más impactantes de cada jornada, y las huelgas y los sindicatos y la violencia y la pobreza han sido borradas del mapa informativo chileno.
4 Comentarios
Desde que Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi durante el tercer Reich, y amigo personal de Adolf Hitler acuñó la frase de que "una mentira mil veces repetida....se transforma en verdad", todos los gobiernos han comprendido que quien domine y controle los medios de comunicación, tiene la llave del verdadero poder.
ResponderEliminarHoy en día, lo que no sale por la tele, no existe. Lo que se diga en cualquier programa de tv, por absurdo que sea o parezca, se convierte en la verdad absoluta.
Berlusconi, en Italia, es el mejor ejemplo de esto: es el dueño de la la mayoría de los canales de tv del país. Tal vez por eso las burradas que dice y hace no tiene en su país la repercusión que sí que obtienen en el exterior.
Efectivamente, amigo Chamali, quien controla los medios informativos, puede afianzar su predominio sin grandes contratiempos.
ResponderEliminarAl menos, tenemos estas ventanas oxigenantes, que permiten enlazar y reforzar nuestras aisladas réplicas.
Recuerdo haber leído que entre las estrategias que inventó Goebbels, estaba enaltecer los estrados de los discursos, para de esa forma obligar a las personas a levantar más la cabeza. Con ello, la presión del almidón del vestuario interrumpía el correcto flujo sanguíneo hacia y desde el cerebro, y (a juicio de los científicos nazis) se coartaba la voluntad de los exaltados oidores.
El poder de los medios es incuestionable, por eso el actual gobierno argentino tiene una batalla abierta en ese frente desde que empezó su mandato, sabiendo que pueden manipular la opinión pública y reorientar sus intereses de modo decisivo. La gente suele ofenderse cuando se les dice esto porque entienden que se les menosprecia, y sin embargo lo ratifican cuando al pedir una opinión sobre un tema específico opinan en función de lo que leyeron, oyeron y vieron en el medio al que siguen. Cada vez se observa menos ejercicio de voluntad propia real o pensamiento elaborado por ejercicio reflexivo.
ResponderEliminarCon respecto a la representatividad de la democracia, el nuestro es uno de los mejores ejemplo donde se puede ver un federalismo hipócrita, donde lo importante es lo que pasa en la Capital Federal y en unos pocos puntos del pais, el resto es ignorado. Para los mismos medios lo importante sólo pasa en la capital, los conflictos de cualquier índole para ser atendidos deben trasladarse ahí porque de lo contrario no existen... Desde allí también se impone el color de piel que ha de tener el argentino de mayor valía, el que desciende de los españoles o italianos.
Nuestra democracia representa a... pocos... así ha ocurrido siempre. Los intereses particulares están por delante del bien común.
Jorge, me deja perpleja tu post. No se me había ocurrido pensar en la diferencia rubio/moreno y en la influencia que pueda tener el color de la piel a la hora de emitir el voto. Me sorprende y preocupa al mismo tiempo. Has definido, tal vez sin querer, la filosofía de la raza aria.
ResponderEliminarSe ha citado a Hitler y al nazismo en los comentarios. Un texto que me preocupa sobremanera.