LILYMETH MENA -.
Los rayos del sol ya despuntaban por detrás de los edificios, la gente bajaba de los microbuses y corría presurosa hacia la estación del metro para llegar al trabajo. Mientras la señora nos servía los alimentos en el pequeño merendero, tuvimos que ver en la televisión un resumen del discurso que dio Felipe Calderón refiriéndose a la guerra de su gobierno contra el narco.
Escuchando las palabras que el señor utiliza para dirigirse a la nación, me di cuenta que difícilmente dice lo que realmente debe, y que cubre con palabras bondadosas lo que finalmente no hace.
Los políticos tienen una personalidad camaleónica. Durante los mítines con gente del populacho se muestran amenos, utilizan un lenguaje sencillo para acercarse a la gente, para asegurarse (¿por qué no?) el voto futuro o la simpatía de la audiencia. En el senado y las cámaras sus alocuciones se vuelven totalmente formales, hablan con palabras rimbombantes para adornar más su fachada culta y mantienen un aire pretencioso que solo ellos saben anudarse junto con la corbata.
Siempre se ha conocido a los políticos por esa facilidad de palabra, de envolver a la población con su charla sin que se les entienda casi nada, de ese encanto natural que tienen para arrojar palabras adornadas ante cualquier cuestionamiento de su desempeño. Es una maniobra tan marcada en el ambiente político, que cuesta bastante trabajo diferenciar el discurso de los de un partido y los de la oposición. Emplean las mismas expresiones elocuentes “Trabajar arduamente”, “Deber de todos”, “Unidad nacional”. Les gusta alargar las palabras para impresionar con su inteligencia a quien les escucha, “institucionalmente”, “problemáticamente”, “intencionalidad”. Entretejen su labor de convencimiento con palabras de significado amplio, para infundir seguridad a la población, “Horizonte”, “Libertad”, “Grandeza”, “Patria”.
Manejan términos que aplicados a la vida política distan mucho de reflejar su verdadero significado en el mundo real,“Reflexividad”, “Reciprocidad”, “Comunión”.
Dudo mucho que de los ciento doce millones de habitantes que actualmente tiene México, todos entendamos lo que estos personajes hablan. Si con trabajo intentamos entender lo que hacen o lo que no hacen. Creo que toda esta confusión se puede aplicar a cualquier país del mundo, porque los políticos son iguales en todas partes.
Un lenguaje elitista es detestable por excluyente, por esos aires de superioridad comprada.
He estado esperando el momento adecuado para utilizar en alguna frase que refleje alguna coherencia, las palabras Coyuntura y Alternancia. Pero hasta el día de hoy no ha llegado la oportunidad, seguiré esperando.
7 Comentarios
Y probablemente esa oportunidad no llegará nunca. querida Lilymeth. Son sólo conceptos difusos para alargar las perplejas sonrisas de la ilusión ciudadana.
ResponderEliminarSon algo así como bengalas multicolores, petardos al viento, jugosos carnavalitos de las cuerdas vocales.
Sin embargo, a la gente común le gusta ser tocada por las ondas expansivas que dejan esas varitas mágicas. Cada persona se siente inflamada cuando estos pelafustanes ensalzan al pueblo y su promisorio porvenir, porque cada persona se siente parte de ese pueblo.
Finalmente, gracias a la estudiada charlatanería cantinflera que le soba el lomo a las personas comunes, estos grupos políticos se siguen perpetuando en el poder y se siguen llenando de prebendas y plumas de pavo real.
Un sólido e irreverente texto.
Un abrazo
Grande debne ser el desencanto de los hermanos mexicanos... pudieron librarse del monstruoso burocratismo del PRI para caer en las brazas de una derecha tan arcaica las más representativa del mundo... ¿qué queda por delante, Lilymeth?
ResponderEliminarNos queda por delante volver sobre nuestras huellas con la cola entre las patas.
ResponderEliminarEstoy segura de que en las elecciones del 2012 será el PRI quien gane de nuevo la presidencia.
Por que el candidato es el candidote perfecto, con su cara linda de niño crecido, nos están vendiendo todo el circo de su próxima boda con una actriz famosa de las telenovelas, su carrera política ha sido impecable. Ha no ser por un pequeño detallito. Que todas las sospechas recaen en él sobre la muerte de su esposa. Pero de eso ya nadie se acuerda.
Volveremos a una dictadura donde todos seremos los mas sumisos. Por que no sabemos hacer otra cosa. Saludos ¡¡
Cáspita!!!!
ResponderEliminarSi actuáramos con total coherencia armaríamos una revolución definitiva que le cortara la cabeza a todos estos grandísimos aprovechadores.
ResponderEliminar¿Qué haremos con estos grupos carroñeros, convertidos en especializadas castas de sinvergüenzas seductores que se reproducen a sí mismos?
ResponderEliminarObviamente para nosotros perdieron hace tiempo todo poder seductor.
Somos también muchos, desenmascaradores de tiempo completo, pateadores de traseros, y no decaeremos hasta no arrancarles la predominancia, aunque eso nos cueste más de una o dos generaciones.
Lo que está claro es que ellos pierden terreno cada día, en la misma medida que nosotros lo ganamos.
Yo no me canso de abrir cajitas de Pandora.
ResponderEliminarLo peor que se puede hacer ante todo lo malo que nos va tocando ver, es no hacer nada.
Esto es el comienzo, tener conciencia de que esto no puede estar bien y gritarlo.
No desistir es la clave. Hay que tener paciencia.