JORGE MUZAM -.
Casi todos los días llevo en mi auto a Francesco Marchesi. Camina con dificultad y encorvado aunque recién empieza los cuarenta. Marchesi es un antiguo auxiliar de aseo de un colegio donde yo trabajaba. Sus ojos azules han perdido brillo tal como sus chistes que deparaban carcajadas seguras en mis días inútiles de profesor secundario. Es un buen tipo, aunque su situación económica da para pegarse un tiro. Siempre está buscando trabajo y como no lo encuentra, vuelve donde su antiguo jefe para ver si tiene algo para él, algo en qué gastar los días. Tiene actualmente una pareja y dos pequeñas hijas a las que no logra proveer como él quisiera. De su primer matrimonio tiene otras dos hijas y numerosas demandas por manutención. Tras abrocharse el cinturón de seguridad, Marchesi me muestra un nuevo legajo de demandas de casas comerciales, bancos y financieras a los que no ha cancelado oportunamente sus cuotas. La mayoría de los chilenos estamos demandados por alguien. Yo mismo enfrento varias demandas por no haber sido capaz de cumplir mis compromisos financieros, y de las que me he salvado momentáneamente sólo porque me he cambiado de vivienda en tres ocasiones. Marchesi es un tipo que está jodido. Aún así, ha prometido invitarme a compartir un buen vino cuando su jefe le cancele lo que él cree que le debe.
3 Comentarios
Ay Jorgito. Si supieras todo lo que he tenido que hacer para que no me dejen en puros calzones estos hijos de puta. Veo a toda mi familia, a mis amigos, a los vecinos, a mis ex jefes, y todos están con la soga al cuello, endeudados hasta el cogote, pagando hasta tres o cuatro veces lo que pidieron originalmente. ¿Este es la maravillosa modernidad? ¿Este es el jaguar sudamericano que queremos exportar como gran idea a otros países?
ResponderEliminarEspero que Marchesi se recupere y le paguen esas deudas. Hay tanta gente desempleada Jorgito. ¿Y cómo es que a un italiano le ha ido tan mal en Chile? Casi siempre a los que les va tan mal o son mapuches o peruanos o chilenos mestizos con apellido castellano.
Síguelo llevando y cuando vaya a San Antonio me lo presentas.
Besitos mi niño.
Marchesi estuvo hace poco trabajando de nochero en una empresa de repuestos automotrices y en el día como captador callejero de clientes para una firma que luego le vende la información a las tiendas medianas del retail. Pero lo que le pagan siempre es una ridiculez, y el monto de lo que debe crece día a día como una bola de nieve que cae en un cerro empinado.
ResponderEliminarTengo en el recuerdo a más de un Marchesi. Siento instintiva solidaridad por la gente que se endeuda y más aún si no puede cumplir por culpa de otros que también le deben o porque el sistema no funciona y las posibilidades de recuperarse se alejan con cada día que pasa.
ResponderEliminarAl mismo tiempo siento un inmensa curiosidad por los motivos personales que le llevaron a ese estado. ¿Cómo es posible asumir tantos compromisos? ¿Se pueden tener tantas necesidades que satisfacer? Sé lo que cuesta una casa, un auto y los gastos que trae una familia pero ¿tanto? Sospecho más del sistema mismo que nos empuja por la colina de modo que se hace imposible preveer y menos detenernos, que nuestras debilidades frente a demandas socioculturales que nos tientan a acercarnos al límite del abismo. Un empujoncito y caida libre!
Afortunadamente no tengo ninguna deuda, al menos en el terreno económico... tengo otras asociadas al alma que son incobrables e invaluables.