Amor por catálogo

LILYMETH MENA -.

A los treinta y cinco años, y habiéndolo perdido todo ya alguna vez, es extraño comenzar de nuevo. Que digo extraño, la neta es rarísimo, sentir que de nuevo esas manos grandes del universo te toman, te sacuden con un trapo húmedo la envoltura polvorienta y te ponen de nuevo en el anaquel para ver si “sales”. 

Con una etiqueta amarilla de “Oferta” para hacerte mas atractivo.

Ahora que tienes canas, arrugas y pecas en las manos.

Luego de casi dos años he subido de nueva cuenta mi perfil a un sitio llamado Match.com. Una página “amistosa” donde puede uno encontrar de todo. Desde gente que busca sexo casual, amistades y compañeros de cine, hasta amor a primera vista y matrimonio urgente.

La cosa es bien sencilla. Subes algunas fotografías, de preferencia recientes y no de cuando eras joven y sin rollitos en la cintura, escribes puras chucherías de tu formidable persona, y esperas a que alguien se fije en tus ojos de “yo no fui”.

Inmediatamente mi correo se atiborra de mensajes y de los llamados guiños (entre ayer y lo que va de hoy más de cien ¿No habrá más mujeres en línea? ¿O ya las conocen a todas?)

Son tantos que los ignoro para ponerme a terminar unos diseños que se tienen que entregar para imprimir mañana mismo.

En una de esas se me abre la ventana de Match.com con una bola de perfiles de posibles candidatos, un despliegue de fotografías de gente que me mira desde el otro lado del monitor con los ojos muertos, vacíos de lo que sea que deberían estar llenos.

Imagínate un tipo de cuarenta y tantos con mas papada que nariz, que por Nick name se pone PAPACITOPRECIOSO o que tal ELSEDUCTORHUELETANGAS. Irresistible. Tampoco falta el de treinta y tantos que nunca se ha casado y aun vive con sus padres, bien conservado por que no ha habido hijos que le saquen canas ni esposa que le alimente la barriga, por eso se cree galán y se toma fotos sin camisa y lentes oscuros estilo “La mosca cavernícola ll”

Es realmente inocente o terriblemente estúpido creer que se puede encontrar el amor en un catálogo virtual. Pero es igual de tonto pensar que se puede encontrar en cualquier otra parte, las probabilidades no mienten. Es como comprar maquillaje de Avon, pides lo que te gusta a simple vista y lo pagas cuando te lo entregan. Al final la crema super milagrosa quita arrugas no hace nada y apesta, pero, ya la compraste.

Entre los cientos de fotografías encuentro varias caras conocidas, gente con la que tuve alguna cita a ciegas hace algunos años y que para mi sorpresa siguen anunciados, parecido a encontrarte con un conocido en la fila del banco ¿Pero que, sigues aquí?. En este sitio encuentra uno hombres con sonrisa de niño mimado, con ojitos brillantes y coquetos, de camisa bien planchada o shorts de domingo, gorra hacia atrás y sin calcetines, también uno que otro con cara de asesino de esposas y traficante de riñones o sicario de algún cartel.

No se si llegue a salir con alguien en los meses que vienen. De momento no tengo realmente ganas de empezar de nuevo. No creo tener ánimo de armar todo ese baile y teatro que se requieren para la escenificación del ligue y la seducción de high profile. 

Pero es entretenido mirar el muestrario de tapicería para el sillón viejo. Lo único que espero es no darle un terrible susto a mi hermano cuando me encuentre en su muestrario.

No le he dicho a nadie que estoy en el anaquel de nuevo.

Si mi madre entra a la tienda a comprar sopa y me encuentra a mi dentro de la lata, me daría un poco de pena, seguramente, y lo peor es que sin tener razón. 

Mientras termino los diseños a colores para enviarlos, meto la mano a la bolsa que recién traje llena de huevitos de chocolate.

Los mismos que me vendían cuando era niña a tres por un peso. La señora Clara metía la mano sucia de dinero en un bote de plástico grande y los ponía sobre la palma de mi mano, también sucia. ¡ Ah qué tiempos aquellos ¡

¿Para qué quiere uno amor o sexo habiendo chocolate? 

Imagen: Gil Elvgren