CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES -.
Tras comprobar que nuestro reseñado cuenta con bastantes seguidores entre conocidos que ya superan la treintena -todos con sus buenos costalazos afectivos a cuestas- avanzo sobre seguro. Así, la burla, el pelambre y los ceños reprobatorios pierden fuerza.
¿Se puede salir impune después de décadas creciendo con baladas cuya temática gira, en un noventa y nueve por ciento, alrededor de amores rotos y desgarrados, independiente del ritmo, los acordes, los estribillos y los puentes?
Pregunta que se hiciera, más o menos con esas palabras, Nick Horby, autor de una novela “Alta Fidelidad”, facilitada hace un par de años por el barbudo editor de un periódico (con su complejo de biblioteca pública, me obligó a terminarla en un plazo irrisorio so pena de quitármela sin derecho a renovarla). Como lo más natural del mundo, todas estas historias fracturadas por la traición, la distancia, el destino y la muerte se van acumulando en nuestros taladrados corazones. De contrabando o con las puertas abiertas de par en par, con sangre o con azúcar, de todos modos la letra y la música se las arreglan para traspasar nuestros umbrales.
Pregunta que se hiciera, más o menos con esas palabras, Nick Horby, autor de una novela “Alta Fidelidad”, facilitada hace un par de años por el barbudo editor de un periódico (con su complejo de biblioteca pública, me obligó a terminarla en un plazo irrisorio so pena de quitármela sin derecho a renovarla). Como lo más natural del mundo, todas estas historias fracturadas por la traición, la distancia, el destino y la muerte se van acumulando en nuestros taladrados corazones. De contrabando o con las puertas abiertas de par en par, con sangre o con azúcar, de todos modos la letra y la música se las arreglan para traspasar nuestros umbrales.
Todo o una parte de ese desgarro debe quedar en el inconsciente, como dirá este mismo editor, tan afín a contactarse con el espíritu de Sigmund Freud. Ahí está, pegadito con Poxilina, esperando cobrar un pedazo de nuestras vidas. Nada es gratis cuando la crisis lanza sus primeros arañazos. Más caro aún si se trata de la voz ronca, gastada, trasnochada y calculadamente acabada de José Gómez Romero, conocido universalmente como Dyango, sonando en la radio a transistores durante desayunos, almuerzos, en los sueños de la tía solterona, de la nana más querida y amable, jamás de mi señora madre que siempre prefirió el discurseo de Joan Manuel Serrat. Más tarde vinieron las cintas de casetes rayadas por el uso, confundiéndose con las carencias de la misma voz de Dyango, sin que eso importara demasiado en una adolescencia alimentada por la música con olor a azufre.
Mal aspecto del tipo parado delante del micrófono, decía mi padre, aunque algo ha aprendido sobre cantar. Siendo precisos, convendría hablar de un aspecto desgarbado, pero con clase. Chaqueta usada a la fuerza, como el uniforme del liceo público entre el primer y segundo recreo. Es irrisorio mantener la camisa dentro del pantalón y usar la corbata firme alrededor del pescuezo. Mucho mejor el botón de arriba suelto, luchando por conseguir ese aire tan preciado como las liceanas en esa estación del año. Dyango soporta a regañadientes la tela de su vestimenta y se abalanza sobre el micrófono como si fuera un amigo que se sostiene apenas, aunque sin caerse, y que ayuda a los otros amigos a envejecer con la deshonra en alto en plena era del compact disc.
Ignoro si Dyango bebe licor en público o no, pero actúa sobre el escenario como si tuviese dos o más botellas del fuerte en el cuerpo para soportar todo lo que le ha caído encima y aprontándose a lo que le depara el futuro. Esos son sus amores traicionados, acabados, destruidos o tal vez nacientes, siempre carraspeados, siempre sentidos, nada es porque sí. Ni la pifiadera de la cada vez más insoportable bestia viñamarina pudo destruir al artista, nacido en el ocaso del franquismo para abrir su sendero por la Monarquía social burguesa española. De ahí al mercado latino fue cuestión de talento y trabajo.
Ni tan nenito como Raphael ni tan ególatra como Julillo ni tan andrógino como Camilo, Dyango se ha hecho solo a punta de hits, discos, recopilaciones, todos llorados, lamentados, sufridos, a garganta y corazón descubiertos, siempre enseñando que del dolor se sacan lecciones que de poco y nada nos sirven más que para hermosearlas con melodías de trasnoche, bar, muerte y más lamento. Escuchar a Dyango es como reconocerse seguidor de Mike Hammer, serie protagonizada por Stacy Keach en los ochentas, llamado más de alguna vez “pornográfico y reaccionario”. Quien no se haya sentido dentro de estas categorías pasado los treinta que lance la primera piedra.
Pongo mi cara al viento.
8 Comentarios
Su aspecto era el de un borrachín algo desencantado de la vida. La cara mal rasurada,la camisa abierta, la corbata suelta y el vestón arrugado. Total ¿qué más daba? Lo importante era que sus roncas palabras también eran las nuestras.
ResponderEliminarSoy uno más de aquellos.
Esta noche quiero brandy (letra de la canción)
ResponderEliminarVan a dar las 12 y no para de nevar
Ven conmigo al fuego, ven conmigo
Que la noche es larga y no la quiero malgastar
Échame una mano, buen amigo.
Ella me ha dejado cuando la quería más
Se fue como el viento de la sierra
Y esta es mi primera nochebuena en soledad
Ciérrame la pena, amigo, cierra
Y quiero
Esta noche quiero brandy para entrar en calor
Que el invierno está arreciando y me muero sin su amor
Y lo que no cura el tiempo lo dormirá el alcohol
Vamos a brindar con brandy por favor amigo
Esta noche quiero brandy para entrar en calor
Que el invierno está arreciando y yo tengo frío
Esta noche quiero brandy, que se apague mi dolor
Que encienda fuego en mí, un trago más para vivir.
Ella era mi vida, lo era todo para mí
Y se fue cuando iba a darme un hijo
Yo esperaba tanto de la vida y la perdí
Y ahora que no está yo estoy perdido.
Porque una mañana sin querer se me escapó
Encontré su cuerpo sin latido
Y bajo su vientre nuestro hijo se durmió
Como una paloma en su vestido, amigo.
Esta noche quiero brandy para entrar en calor
Que el invierno está arreciando y me muero sin su amor
Y lo que no cura el tiempo lo dormirá el alcohol
Vamos a brindar con brandy por favor amigo
Esta noche quiero brandy para entrar en calor
Que el invierno está arreciando y yo tengo frío
Esta noche quiero brandy, que se apague mi dolor
Que encienda fuego en mí, un trago más para vivir
que estoy vacío, amigo.
Esta noche quiero brandy para entrar en calor
Que el invierno está arreciando y me muero sin su amor
Y lo que no cura el tiempo lo dormirá el alcohol
Vamos a brindar con brandy por favor amigo
Adónde vas amor
ResponderEliminarAdonde vas amor
con tu cara inocente y un guiño insolente
pidiendo perdon
Adonde vas amor
disfrazada de niña mimada queriendo inspirar compasion
No lo veo, no lo creo
Una vez y otra vez me hipnotizas, me rozas, me abrazas, me aturdes,
me hechizas, me besas, me apresas y si pero no
Bendita maldicion, ser tan romantico
Que vendo porque si mi corazon, mi corazon
Adonde vas amor, sonrrisa y lagrimas
Adonde vas amor, adonde vas amor
Adonde vas amor
que me miras mirando a otra cosa y sonrries, haciendo un favor
Adonde vas amor
Que me engañas asi suavemente igual que me engaña el licor
No lo veo, no lo creo
Una vez y otra vez me hipnotizas, me rozas, me abrazas, me aturdes,
me hechizas, me besas, me apresas y si pero no
Bendita maldicion, ser tan romantico
Que vendo porque si mi corazon, mi corazon
Adonde vas amor, sonrisa y lagrimas
Adonde vas amor, adonde vas amor
Una canción deliciosa para karaokear después del brandy.
Esta noche no me vendría mal un poco de brandy! Cuando leí esta entrada no estaba el comentario de JM, interesante eso de agregar la letra de la canción y se agradece. En lo personal no ni siquiera un "alguien" importante por el que llorar al ritmo de estas canciones, sin embargo, el amor como concepto y la fuerza con la que transmite ese sentir desgarrador de un modo que me toca en lo más profundo.. Así que me calzo los auriculares y a aullar, digo, cantar!!
ResponderEliminarMuy, muy, muy bueno don Dyango!! El mejor compañero para llorar en la soledad de la noche o las tardecitas sin sol.
ResponderEliminarRecuerdo que hace muchos años escuché por radio una de las primeras canciones de Dyango.Relataba la historia de un hombre que después de trabajar casi toda su vida en una empresa, es despedido con la típica frase: "gracias señor Muñoz, por sus 40 años de labor en esta empresa y si algún día quiere regresar, recuerde que aquí está su hogar".Sin embargo al pobre tipo lo estaban cesando(no deja de ser irónico). Con el paso del tiempo,lamentablemente, nuestro amigo derivó sus temas a los que ustedes muy acertadamente comentan:lagrimones, despechos,traiciones,etc.,............... pero que importa , si yo también lo escucho.
ResponderEliminarEsta noche quiero brandy, vodka y una pizza de muzarella para mi sola. Comparto con Dyango la noche con todo gusto.
ResponderEliminarExcelente tema.
ResponderEliminarCuando se canta con el alma.
Poquísimos cantantes tienen ese don.