LILYMETH MENA -.
Bastantes ocasiones he escuchado la frase “es que no existe un manual para educar a los hijos” o “nadie nos enseña como ser padres”. Yo se que en todos los casos es una especie de salida fácil, una excusa piadosa para con uno mismo, o una especie de lámpara que nos protege de una enceguecedora e inevitable luz. Es verdad, los hijos no vienen con instrucciones incluidas y ninguno de nosotros está realmente preparado para todo lo que habrá de venir. A lo que yo me he concretado todo este tiempo es a hacer lo mejor que puedo, que curiosamente es lo que hacemos todos.
Ser padre es de por si una titánica aventura, pero lo es aun mas cuando la tarea es doble, cuando eres padre y madre al mismo tiempo. Cuando no te queda el relajo de dormir un par de horas mientras tu pareja cuida al bebe, o mientras tu pareja le ayuda al niño con su tarea de matemáticas.
Es difícil jugar a ser el padre bueno y el padre malo al mismo tiempo, el que tiene que consentir y jugar, pero que también tiene que reprender y disciplinar cuando es indicado. Ganarte el afecto y confianza del querube pero también el derecho de negarle algún capricho.
Ser modelo de autoridad y afecto. Por que no hay nadie más en casa.
Mas pesado resulta aun, cuando no hay primos, tíos, abuelas, nadie que nos distraiga de lo que nos ocupa, de lo que nos preocupa. De las cosas que en la adolescencia de nuestros hijos se vuelven asuntos tan tirantes, jalados por los extremos hasta que están a punto de reventarse con peligro de sacarle un ojo a cualquiera.
Para mi ha sido una tarea difícil, un traje que a decir verdad, me ha quedado muy grande.
He cometido terribles errores que no puedo ni podré perdonarme, y al mismo tiempo mi flaqueza me ha orillado a ceder donde nunca pensé o debí hacerlo.
Seguramente nos equivocamos frecuentemente en aquellas cosas que vistas un tiempo después, parece que no eran tan difíciles y vemos claramente todas las opciones que teníamos. Pero el “hubiera” no existe y los hijos no olvidan.
Tienen memoria de elefante.
Afortunada o desgraciadamente, a fuerza de tenernos únicamente la una a la otra, nos hemos terminado moldeando lo mejor posible, ella a mi infantil impaciencia, y yo a su exuberante independencia.
Hoy en día estamos atravesando una prueba muy difícil que en lugar de apartarnos, nos ha unido y nos ha enseñado lo que ignorábamos la una de la otra. La paciencia con la que ésta mala madre puede desprenderse de lo que parecía importante, solo con el fin de ver que su niña no desee nada que ella no pueda darle. Y la ternura ilimitada con la que ésta hija mía me dice con esas vocecita que ella tiene “Gracias, vidita”.
Me queda sin embargo todo lo que el pasado me tiene guardado y que me recuerda los errores que cometí, las torpezas que me permití, lo que no di. Por que no pensé que fuese importante o por que no me di tiempo para ello.Por fortuna yo siempre busco lo bueno dentro de lo malo (como quizás hacen todos los mediocres), y todas esas cosas me sirven lo mismo que las rosas muertas sobre la tumba de mi padre; para no olvidar que yo las puse ahí y que cualquier día puedo quitarlas para poner margaritas frescas.
9 Comentarios
He leído tu escrito con cierto apresuramiento en cuanto he visto de qué trataba, ya sabes, esa extraña empatía que siento hacia las mujeres de valía a las que, como a mi, les ha tocado hacer de madres-padres. Te siento muy cerca Lilymeth. Pero hay una cosa que no me ha gustado nada. Seguro que te has equivocado muchas veces, como todos en todas las facetas de nuestra vida, pero no te permito, y perdona el exceso de confianza, que te autodenomines mala madre. No lo eres. Te sigo desde hace tiempo, y pienso que Sam es afortunada por tener una madre como tú. Muy afortunada o como diría mi hija "una suertuda".
ResponderEliminarSe aprende a ser mejor persona leyéndote mi querida Lilymeth. Autoexaminándote de esa forma asciendes a los peldaños más altos de la sabiduría.
ResponderEliminarY por lo demás ¿quién no se ha equivocado?¿quién no se vive equivocando? La vida es demasiado compleja, las relaciones humanas, las generacionales, todo parece un conjunto de lenguas incomprensibles intentando dialogar o hacerse oír al menos.
Necesario, como todas tus palabras.
Abrazos
Con cuánta dulzura y simpleza explica eso tan difícil de comprender que es el oficio de ser padre. Simplemente bello-
ResponderEliminarMi querida Lilymeth. Gracias a madres como tú, con tus éxitos y tus fracasos, la Humanidad sigue existiendo. No te preocupes por nada. Has sido y eres una buena madre. Eso se nota por tu preocupación, que no es ni más ni menos que lá mía propia y la de todas las madres del mundo. Las hay, por desgracia, madres desnaturalizadas, crueles, malvadas, psicópatas, pero esas madres no entran en el baremo que ahora nos ocupa.
ResponderEliminarTe felicito y felicito a tu preciosa hija. Ella seguirá tu ejemplo, no lo dudes.
Un besazo.
No es fácil ser padre, no fácil ser hijo.. No resulta sencillo ni hay libros para desempeñarnos en ninguno de los roles que nos asigna la vida. Ante la falta de métodos e indicaciones precisas, sólo resta aventarse y listo.. que sea lo que tenga que ser.
ResponderEliminarEncantador Lily, dice mucho de la vida en términos generales pero también de tu corazón-- Abrazos.
Por cierto, mi madre atesora cada flor silvestre que he recolectado para ella en mis paseos.. flores caidas que rescaté del piso. Las mete en un libro y se conviertes en perfume o polvo para un popurrí. El título me recordó ese detalle personal. Sé que lejos estoy de ser la mejor hija, ni llego a aceptable, pero se hace lo que se puede.. en mi caso lo que siento. Nunca me puse a evaluar su calidad de madre, pero los conflictos de la rutina a veces me hace pensar que es muy estricta o distante cuando estoy muy bajón.. pero prevalece siempre el amor por lo que me dio en los años que llevo de vida.
ResponderEliminarMe emocionas desde el sentir de una madre. Desde que tengo a mi pequeño Tomás no puedo definirme por otra cosa que no sea ese rol, por más que desempeñe muchos otros con mas o menos exito que este tan especial. adorei ¡¡
ResponderEliminarMe gustó mucho la profundidad y al mismo tiempo la sencillez expositiva de la reflexión al respecto. Concuerdo en cada punto, pues en mi caso estoy viviendo la experiencia de ser madre, con sus alegrías y sinsabores, y por cierto, me quedo con lo bueno, que es lo más.
ResponderEliminarVeo que mis hijos empiezan a diferenciarse cada día más de nosotros, sus padres, y eso si bien me pone un poco triste, al mismo tiempo me alegra, pues sé que no son míos, son de la vida y un día tienen que hacerse a ella solos, como hacerse a la mar, con la suficiente seguridad de que podrán maniobrar su barco y tendrán un puerto donde recalar...el amor incondicional de sus padres.
Saludos Lilymeth
Ser padre, lo tengo anotado en una larga lista de pendientes. Muy dificil tarea, una verdadera lucha y compromiso de por vida.
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