De tripas corazón

LILYMETH MENA -.

Llevo pensándolo un buen rato pero las preguntas que van surgiendo y sus múltiples respuestas se siguen agolpando en mi cabeza. Solicitar que le incluyan a uno en la lista de espera por algún órgano no es tan fácil como la gente piensa. Pareciera que debe ser un comportamiento totalmente natural el de aferrarse a la vida, a poseer cierto porcentaje de funcionalidad física, quizá cierta independencia por sobre lo que significa seguir vivo, sano y seguir siendo una persona apta.

Es extraño tener que asociar la lista de eventos que deberían de acomodarse a mi favor para que todo salga a mi conveniencia. Me imagino un montón de fichas que de encajar en su lugar completarían un lindo rompecabezas para enmarcar y colgar en la sala de estar, como si se tratara de algo que valiera la pena presumir con las visitas.

Lo primero que me pega es que alguien forzosamente tiene que morir. No hay de otra. La mayoría intenta minimizar el significado de ese hecho diciéndome cosas como “La gente muere todos los días”, “Es mejor aprovechar lo que queda”, “No sería culpa tuya”.

Nomás eso me faltaba, encima de todas las culpas que uno tiene que cargar dentro de su mochila, de todas las cuotas, pecadillos y faltas, añadir una muerte no creo que resulte nada agradable.

Así sientas que es tu culpa o no, por el resto de tu vida sabrás que ese pedazo de órgano que te mantiene vivo, ese tejido que te devolvió la vista, o ese corazón que late en tu pecho, es de una persona que en algún momento anduvo por ahí caminando viviendo su propia vida. Que tenía una familia como la tuya, un empleo, quizá hijos. Y que de no ser por su muerte tú no andarías por ahí haciendo de las tuyas.

Hace poco leí en un diario on line de algún país en Sudamérica, sobre una enfermera que supuestamente robaba a los pacientes que morían en el hospital donde ella trabajaba, los órganos que podía para el Banco de órganos del cual era miembro. Que la madre de un chico recién enviado a la morgue, notó que los ojos de su hijo no parecían normales. Un medico forense posteriormente aseguró que los ojos del chico habían sido retirados y sustituidos por unos de cerdo.

Claro que me horrorizo e indignó el hecho.

Finalmente a la enfermera no la castigaron más que con unos meses de trabajo voluntario, ya que no vendía los órganos ni traficaba con ellos, sino que hacia obras de caridad otorgando esos órganos a la gente en lista de espera. Claro, eso según los brillantes abogados a cargo de su defensa.

Reflexioné entonces sobre la realidad que vive cada uno de nosotros, lo distintas que son. Como a unos los arrastra la codicia, la maldad, el hacer el bien sin importar el cómo. Y el por que otros nos sorprendemos de cosas como esa, temblamos con impotencia ante la opresión o lloramos con algún hecho conmovedor.

¿Cuántos universos paralelos existirán? ¿Cuántos planos de infierno terrenal? ¿Hasta donde se alzan los niveles humanos de maldad? ¿Cuántas realidades íntimas y tan personales existen que son utopías inadaptadas según el mundo de acá afuera?

El hecho innegable es que existen personas a las que no les incomoda ni tantito extirpar el órgano de un cadáver a como de lugar, pensando para sus adentros que lo hace por algún fin altruista; y como a otros nos apena, incluso oprime un poco, figurar en la lista de espera; esperando precisamente que alguien muera para que nosotros podamos seguir viviendo.

Que existan personas que promueven la donación de órganos como un acto de amor, y otras que por fanatismo religioso tomen la donación como un acto contra la resurrección de los últimos tiempos.

Es difícil entender a veces las cosas, o por que en realidad son difíciles, o por que uno es muy cabeza hueca.

Me parece que fue el buen Groucho Marx quién dijo: "Detengan el mundo que me quiero bajar".

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9 Comentarios

  1. Anónimo18/4/12

    Sucedió en mi ciudad que un hombre murió y sin hacer las investigaciones pertinentes se lo considero homeless dándose sus órganos a donación directa. A los pocos días aparecieron familiares que pudieron dar cuenta de la identidad del mismo y se desayunaron con la novedad que todo se donó y que hasta el esqueleto fue donado a la morgue de la universidad. Esa desproligidad causó tal revuelo que afectó a la buena de la gente para donar. No pueden pasar cosas asi. Es evidente que en situaciones críticas hacemos lo impensado por permanecer vivos pero considero que todo tiene un limite. Es un asunto serio, que involucra tristeza para una y otra parte. No sé si podemos esperar que todo marche a norma, creo que no en lo real pero intimamente aferrarnos a la idea pues a cualquiera le puede pasar. Hay que tener mente solidaria.
    Buen escrito, muy sensible. Saludos.

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  2. Luisa López18/4/12

    Una pena que esté atravesando un momento tan duro. Lo que cuenta es muy complicado pero entendible.

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  3. Antonia Restrepo Farías19/4/12

    El camino más prudente parece ser la concientización. No se puede obligar a las personas a desprenderse de sus órganos cuando fallezcan, pues mayoritariamente son religiosas y los preceptos, aunque a muchos nos parezcan ridículos, les dan sentido y dirección a sus vidas.
    Sería fabuloso que todos los que estemos en condiciones de hacerlo aportásemos a la buena continuación de la vida de quienes lo necesitan.

    Saludos

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  4. Cada uno desde su posición. Se nos obliga a muchas cosas en nuestras sociedades, como votar por ineptos o acatar leyes que sólo favorecen a los más ricos. ¿Por qué no habrían de obligarnos en algo tan noble como entregar nuestras órganos?
    Si pudieran extraerme hasta el alma, la daría con gusto. Las religiones son extemporáneas, obscenas, inmorales, perversas, inmoladoras de la libertad de vivir, somníferas, ahuyentadoras de la alegría. Ya fracasaron todas. Los hombres y mujeres debemos seguir caminando solos y orgullosos de ser lo que somos.

    Abrazos mi querida Lilymeth.

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  5. Anónimo19/4/12

    Cruda y pertinente reflexión. Soy donante voluntaria y cristiana. No veo el problema en eso. Saludos.

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  6. En los momento duros es cuando más nos queremos bajar del tren, cuando vemos la cara de la realidad y peor aun de la doña Muerte. Animos, cierre los ojos y continue!

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  7. Anónimo19/4/12

    “Me da igual lo que hagan conmigo cuando muera; pueden quemarme, pueden hacerme rebanadas, pueden dar mis pelotas a la ciencia, no me importa”

    Bukowski

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  8. Buen texto, muchas interrogantes y un tema muy delicado digno de analizar, en mi opinión estimada Lilymeth Mena, a mi parecer y en mi caso particular creo que falta mucha evolución al respecto, el poder de reencarnarse existe de muchas maneras, al morir los seres forman parte del universo y su energía renace ya sea siendo abono para las planta o alimento para otro seres, no descarto claro en el caso de los humanos poder cumplir con tan linda misión de ayudar a otros seres, pero el tema que me complicaría en este momento es el lucro y los intereses enfermos que existen POR ESTE SISTEMA ENFERMO POR EL PODER DEL CAPITALISMO…..
    MUCHOS CARIÑOS.

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  9. La donación debe ser voluntaria y gratuita. Y por supuesto anónima. Besos Lily.

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