Por Roberto Yánez
Mi vela cambia del rojo al amarillo
Aun no comprendo la rueda de las transfiguraciones
Escribir es como ingresar en el cerebro del movimiento
Tengo que tocar los nudos de esta luz
Me informa sobre cada uno de los fantasmas
Económicas mariposas devoran la huella digital de la muerte
Y ésta guiña el doble truco peligroso
No me es lícito abandonar el tablero que construyeron miles de esperanzas
Caería con mis actos a un dia sin alma
¿Dónde insistir si ya las alas no convienen el término de la noche?
Sale un sol y vuela la silueta de una ramificación
Y se apaga mi vela
Que es el corazón de nuestra capacidad interpretativa de los colores
3 Comentarios
No existe oscuridad que no pueda iluminar una vela, una frágil vela.
ResponderEliminarSaludos Roberto.
Nuestros pensamientos se expresan mejor a oscuras, mejor no prenda ninguna vela!. Buen poema, saluditos :)
ResponderEliminarSi la soplas ya no está, ya no hay nada, ya no hay poema ni mañana.
ResponderEliminarCarlos