CONCHA PELAYO -.
Siento una especie de desazón al presentarme de nuevo ante vosotros así, con las manos vacías, sin saber qué decir y si aceptaréis con agrado mi irrupción después de tanto tiempo ausente.
Podría pediros disculpas, no por no escribir, porque Plumas está creciendo y se nutre de excelentes amigos que hacen que la ausencia de uno apenas se note, sino porque ni siquiera tengo ánimos para venir de vez en cuando y saber cómo os va la vida a cada uno de vosotros.
Cuando abro mi ordenador y veo ese espacio donde van apareciendo algunos de vuestros nombres es cuando pincho en ellos para ver qué novedades dais, qué es lo que os gusta o desagrada y así me entero de lo que pasa por las cabezas de mis queridos amigos como Jorge, Lorena, Jesús, Encarna, Pablo, Claudio, Alex... y todos y cada uno de vosotros que me habéis proporcionado tanto estímulo y tanto cariño. Pero es esa ventanita la que me lleva a vosotros porque mi voluntad está adormecida. Cumplo con mis compromisos, nada más. Mi entusiasmo vital debe estar escondido porque no se manifiesta como lo hacía.
Podría deciros que no sé qué me pasa pero no es verdad. Siento la situación de mi país en el alma, me conmueve la desdicha de tanta gente inocente que está sufriendo las tropelías y la mala gestión de nuestros dirigentes, me duele estar rodeada, por otro lado, de gente aposentada en su estatus privilegiado que ignora a los desfavorecidos. Y no solo los ignoran, los desprecian, los humillan y culpabilizan porque hacen algún gesto de rebeldía. Me duele y me indigna tanta hipocresía. Me duele, cómo no, la desesperanza que va instalándose en millones de personas que les resta brío y bizarría para coger el toro por los cuernos. Me siento indefensa ante los dirigentes de este país que nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora tenemos que darnos prisa en morir de pena para no tener que morir de hambre.
4 Comentarios
Creo comprender lo que describes, querida Concha. Siento que en vuestro país, la clase política y la monarquía merecen un severo correctivo.
ResponderEliminarY este blog es tan tuyo como nuestro. Está para que publiquemos libremente cuando lo deseemos.
Un fuerte abrazo
Primero te leo y te siento, sentimos en plumas tu ausencia pero se respeta y estamos atentos a tu regreso.. Te vuelvo a leer y a través de tus letras veo cómo la están pasando con la crisis en tus tierras, me da pena y espero sinceramente que pronto encuentren estabilidad económico y social para que vuelva la esperanza a los corazones de todos.
ResponderEliminarAbrazos.
Incluso cuando no están tus textos nuevos, te tenemos presente. Imposible olvidarse de ti. Lo has expresado con la lucidez que te caracteriza. Por supuesto que te comprendo. Sufrimos el mismo mal.
ResponderEliminarAbrazos.
No están vacías tus manos; nos tienes a nosotros; somos necesarios
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