CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES -.
Francisco Bilbao |
Una potencial educación promotora de cambios en el seno mismo de la sociedad, se vio mermada en Chile ya 1830, cuando las huestes conservadoras -encarnadas en el Ministro Diego Portales- negaron a través de la fuerza cualquier proyecto de carácter democrático, participativo, descentralizado y, por sobre todo, “ilustrado”. A partir de ese momento, se impulsó una educación que reprodujera el modelo autoritario, de jerarquías sociales y del naciente capitalismo mundial presente -con más o menos algunas alteraciones- hasta hoy. Pero hubo hombres que antes, al igual que ahora, intentaron combatir esta imposición forzosa de reproducción social con acciones concretas y no siempre fructíferas. El primer germen de rebeldía de nuestra historia republicana estuvo radicado en los artesanos de 1840. Razones para actuar tenían y de sobra: como una manera de domesticarlos, se les integraba, muchas veces a la fuerza, a las Guardia Cívica (una suerte de servicio militar), mientras la imposición del libre comercio mundial, con la llegada de productos importados, asfixiaba su medio de subsistencia. El camino, uno solo: organizarse. A partir de ahí, exigirle al gobierno más libertad y aranceles justos. Una década más tarde los artesanos de Santiago, San Felipe y La Serena, inspirados en la revolución de Paris de 1848, conformaron la Sociedad de la Igualdad.
Si bien es cierto los artesanos se distinguían por su mejor condición socioeconómica en comparación al resto de las clases populares –a decir de Barros Arana, se ubicaban entre “la gente decente y el populacho”-, también contaban con un germen potencialmente peligroso para el sistema autoritario: su afición a la lectura y la inquietud intelectual.
La Sociedad de la Igualdad contó en su conformación, además de artesanos, con el aporte de intelectuales liberales (liberales con un sentido popular) como Francisco Bilbao y Santiago Arcos. Ellos asumieron el papel de organizar e ilustrar a las “clases obreras” con la finalidad de entregar el “germen vivificador de los buenos principios” y de llevar adelante una “revolución pacífica, pero profunda de la sociedad”. He ahí la principal novedad de la organización: promover la autoorganización, la autoeducación y el debate a través de escuelas gratuitas. Los asistentes pudieron instruirse en materias como lectura, escritura, aritmética, gramática, geografía, historia sagrada, historia de Chile, dibujo lineal, francés, inglés, música y baile. Las clases eran gratuitas para socios, amigos y familiares. Entre los “docentes” se encontraban el entonces dirigente demócrata (y futuro líder comunista), Luis Emilio Recabarren.
Las acusaciones de la elite gobernante de “rojos” no tardaron en llegar. Y con ello la represión. La fecha clave para el epílogo de esta lucha primaria es el 5 de noviembre de 1850. Amparándose en un lienzo “subversivo” con la leyenda “Respeto a la ley, valor contra la arbitrariedad” puesto en el frontis de la Sociedad de la Igualdad de San Felipe, el Intendente envió al Comandante de la Policía a que retirara el estandarte, con o sin el acuerdo de sus responsables. El saldo fue una protesta frente a la casa del Intendente, la cual fue protegida por 16 policías, quienes pese a la orden de abrir fuego, no dispararon sobre la multitud, evitando con ello un baño de sangre. En medio de la confusión, el Intendente recibió un bayonetazo en la pierna. Un cabildo popular lo destituyó del cargo y nombró una Junta Directiva para tomar las riendas de la ciudad. Sin embargo, el Gobierno le dio su respaldo al Intendente y le permitió regresar con dos escuadrones de Los Andes para hacerle frente al motín. El Gobierno declaró Estado de Sitio. Bilbao optó por la clandestinidad, Arcos salió al exilio y los obreros y artesanos más comprometidos con la Sociedad de la Igualdad terminaron encarcelados.
6 Comentarios
Importantes apuntes, sirve para comprender un poco los conflictos que tienen en torno al tema educación. Desde la Argentina parece raro que tengan una educación completamente privada, suena hasta criminal. Esa batalla contra los bozales y las amarras la tenemos ganada pero quedan dar otras tantas para ganarle la guerra a la oligarquía.
ResponderEliminarMe sirve el dato, siempre que se toca el tema de la educación en Chile no sé por dónde arrancar. Aporta, saludos.
ResponderEliminarCuántas notas se tomarán a diario tratando de reflejar el momento de la educación, cuántas notas intentando entrar en el detalle de lo que fue en el pasado para que tenga este presente. Ya me lo imagino. Todo apunte sirve y aporta a un tema que siempre está en la agenda política del día.
ResponderEliminarMuy interesante, saludos.
Muy de actualidad el tema y de gran importancia.
ResponderEliminarAl parecer, la educación del pueblo, siempre ha sido una amenaza para las clases dominantes. Tal vez por eso, cuando hablan de "mejorar la calidad de la educación", todo se queda en revisar los programas, las exigencias a los involucrados, los contenidos, etc., pero jamás ha habido ni la mas mínima preocupación por una de las partes mas importantes en un proceso educativo: " La calidad de vida y el ambiente laboral de los profesores", que aparte de las horas entregadas en las aulas, continúan su trabajo en sus hogares, restando horas a su descanso y a las que corresponden dedicar a sus familias.
ResponderEliminarLa Educación está siempre en la agenda de promesas de todos los políticos. No así promover el pensamiento libre y ejercer la inteligencia.
ResponderEliminarNotable texto, querido Claudio.