PRO nazi

GONZALO LEÓN -.

A días de conmemorar un nuevo día internacional de la mujer, el intendente del municipio de Vicente López, Jorge Macri tuvo que suspender un día del ciclo Grandes Mujeres, en el que se analizaría las figuras de dos grandes mujeres: Eva Perón y Eva Braun. Macri, primo del jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y perteneciente al mismo partido (PRO), luego de las quejas del Centro Simón Wiesenthal ordenó “suspender la jornada y retirar cualquier material de difusión que incluya a la ex mujer de Hitler”, aclarando que no consideraba una gran mujer a Eva Braun. Más allá del papelón como hecho irrefutable cabe preguntarse si esto fue simplemente una descoordinación como se ha dado a entender o hay algo más allá.

Hace sólo unos meses el asesor de Mauricio Macri, Jaime Durán Barba, en una entrevista a revista Noticias dijo que “¡Hitler era un tipo espectacular! ¡Era muy importante en el mundo!”. En ese momento salieron las mismas voces a reparar en lo dicho por el asesor y, al igual que ahora, se alegó no una descoordinación, sino una mala interpretación. ¿Pero cabía la mala interpretación? Para el secretario general de la colectividad judía, Jorge Knovlobits, los hechos volvían a ser irrefutables: Durán Barba era “un imbécil, un ignorante”.

Pero démosles el beneficio de la duda a Mauricio Macri y su equipo del PRO. Son todos imbéciles, todos ignorantes. ¿Es eso posible?

Hace dos años el jefe de gobierno trajo al indio Sri Sri Ravi Shankar, líder espiritual de la ONG El Arte de Vivir, y que algunos vincularon con la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), una organización fundamentalista que promueve la superioridad de la religión hindú y que está acusada de matar en su país a dos mil musulmanes desde 2002. Digamos que hay que tener mucha mala fe para creer esto, en serio. Yo no tengo tanta mala fe. Sí, me pareció escandaloso y poco afortunado que antes de su llegada desatara esa polémica al señalar que las escuelas públicas eran un caldo de cultivo de la violencia y el terrorismo. Quizá por eso Mauricio Macri firmó un convenio con él para capacitar a docentes en ejercicios de meditación, aunque en verdad no lo sé. No soy tan mal pensado.

¿Todo esto significa algo? En otras palabras, qué tienen que ver estos cursos, esta vinculación con este gurú, con Hitler y Eva Braun. En apariencia, nada. Sin embargo, si uno escarba un poquito, veremos algo, o tal vez no.

Miguel Serrano fue un escritor chileno que nació en 1914 y que murió un 28 de febrero de 2009 en un extraño día de truenos y relámpagos. No son habituales los truenos y los relámpagos en Santiago, menos en verano, pero así ocurrió. Serrano fue embajador en la India a fines de los 50 y tuvo una exitosa carrera diplomática, como Enrique Zorrilla, otro escritor nazi, embajador de Chile en Alemania. Antes de ser nombrado Serrano había visitado al Premio Nobel Hermann Hesse en su casa de Montagnola y a Carl Gustav Jung en Locarno. El mismo Serrano destaca en un libro suyo la importancia de la India en la relación que mantuvo con Jung: “Sería ingratitud no recordar la parte fundamental que la India jugó en mi encuentro y posterior amistad con el doctor Jung. Sin India, tal vez no habría existido la posibilidad de atracción poderosa sobre el gran hombre, pues se sabe la importancia que este país tuvo para Jung”. Con Hesse la experiencia fue similar, ya que en El círculo hermético cuenta su visita a Montagnola y lo que Hesse le dijo: “¿Qué es de la India? Ese gran pueblo hecho para el sufrimiento. La recorrí hace años, como en homenaje a mi abuelo y a mi padre. Mi abuelo trajo de allí una estatuilla de Krishna”.

Serrano podría ser visto como un místico al estilo de Ravi Shankar. Durante su estadía en la India conoció personalmente a Indira Gandhi y al Dalai Lama; de hecho cuando éste visitó Chile se consideró su amigo. Pero más que conocer gente, aprendió muchas cosas, sobre todo leyendas, mitos, de los cuales él siempre consideró que escondían la esencia del ser humano, dicho de otro modo, había que escarbar en ellos para ver la verdadera realidad. “En la India”, escribió otra vez, “hubo una vez un gigante de muchos brazos, a quien se recuerda con el nombre de Siva. Estaba allí con anterioridad a la llegada de los arios”. Él creía que la vida en la tierra tenía su origen en la Atlántida, un continente que se hundió, según él, hace veinte mil años, que la teoría de la evolución de las especies era una estupidez: el hombre, decía, no desciende del mono, es el mono el que desciende del hombre; pero además estaba convencido de que Hitler estaba vivo en la Antártica.

¿De verdad este escritor estaba tan loco como para creer que Hitler estaba vivo allí? ¿Durán Barba habrá creído algo similar? ¿Y Mauricio y Jorge?

En realidad su planteamiento de estar con vida era similar al que hacen los católicos con eso de “Jesús vive”. Para él, un arquetipo es un hombre, un héroe, que muere joven y un avatara, una divinidad que necesita de un arquetipo para expresarse: para Serrano, Hitler, Buda y Jesús eran avataras. Es decir murieron y resucitaron al tercer o noveno día, ubicándose “en otro plano”. No soy amigo de las coincidencias, así es que cuando los caminos se encuentran –el de Serrano, el de los Macri, el de Ravi Shankar, el de la India–, tiendo a creer que es por algo, no algo maligno, sino simplemente por “algo”, una cuestión que por lo general termina “siendo”. Por eso en este punto me animo a decir ¡Heil Mauricio, nos vemos en el infierno!

Publicado originalmente en revista Punto Final y en el blog del autor, 19/03/2014

Publicar un comentario

1 Comentarios

  1. gran crónica... más aún cuando estos personajillos con deliriosos monstruosos y esotéricos siguen aleteando por el mundo...gracias, Gonzalo...

    ResponderEliminar