RICARDO MENA -.
I.
Llaman.
No debería cogerlo.
Cógelo.
Es ella.
La
vas a cagar si lo coges. Ricardo
II el monarca, cógelo.
II.
¿Puedes
hablar? No
es el mejor momento, la verdad...
Solo
será un momento.
Bueno. En manos libres. Ya. Soy todo oídos.
Creo
que esto no funciona y yo me veo incapaz... Buque
deslastrando a mar abierto...
III.
No
puedo..., esto es duro para mí. Es
duro. Literalmente. Cuesta empujar por sacar estas cosas fuera de
uno. Lo sé.
Gracias
por tu comprensión.
Y ahora limpieza de sentinas. De nada.
Porque
eres muy bueno conmigo. ¿Estás ahí? Sí,
sí. Te escucho.
Ella
siguió vertiendo su corazón en sus oídos mientras él hacía lo
mismo. Los dos se estaban vaciando. Tras la conversación de más de
quince minutos en donde ella había expuesto todos sus argumentos en
contra de la relación, él estuvo de acuerdo en que lo suyo olía a
podrido por los cuatro costados.
¿Estás
ahí?
Epílogo.
La Llamada.
Él
dijo que estaba allí. Que estaba bien. Que lo entendía todo y más
todavía. Y bye, bye, love. Entonces colgó el teléfono y
tiró de la cadena.
Una
mueca se dibujó en su rostro. “A tomar por culo,” confesó
mientras salía del cuarto de baño. Olvidó lavarse las manos, pero
ya daba todo igual. La suciedad iba por dentro.
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Extraído
de Voces
a Venus (2011), de próxima publicación en Amazon Kindle.
3 Comentarios
Ya daba todo igual. La sincronía de las almas es el motivo de la ciencia ficción.
ResponderEliminarAbrazos, querido amigo. Voces a Venus merecerá un Cervantes. Otra cosa es que se lo den.
Que le den un Göngora...
ResponderEliminarJA! Esperando tu obra, Padrone.
Abrazos desde Iberia-Siberia.
sucio como un cordón umbilical tras un mal parto y con el niño muerto; no deberías haber cogido la llamada inalámbrica, ninguno debería, yo tampoco, pero todos tenemos que hacerlo
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