Una sombra ya pronto serás, de
Héctor Olivera, sobre la novela de Osvaldo Soriano. Vías muertas y
viajes en balde, empeños de pacotilla, fugas en las lejanías que son
callejones sin salida: «lo que nos atraía era mirar nuestra propia
sombra derrumbada y quizás pronto nos íbamos a confundir con ella», se
le oye decir a quien no se llama Zárate.
«¡L’aventura e finita!»
Tesoros esfumados, amigos muertos o
fugados en el tiempo, circos en derrota, liquidaciones por derribo y
cerrados por defunción de ganas, funambulismos sin red y sin maroma,
ilusiones perdidas en malos envites, partidas de truco amañadas,
pillerías de supervivencia, descaros y palos.
«¿Todavía va para Bolivia?» –pregunta quien no se llama Zárate tras la última batalla perdida.
«¡Imagínese, ahora más que nunca!» –exclama Coluccini con entusiasmo, como si la resurrección fuera más importante que el propio triunfo, la gran conquista.
«¡Imagínese, ahora más que nunca!» –exclama Coluccini con entusiasmo, como si la resurrección fuera más importante que el propio triunfo, la gran conquista.
Para dónde tirar, en qué vía muerta andas
perdido, por qué malos caminos te metiste, qué errores graves sabes que
no terminarás de pagar nunca y que van a ir contigo en un equipaje
que no puedes dejar en consigna alguna… si no sabes jugar al truco no
juegues, porque lo tiene, y tú no sabes ni las reglas más elementales,
ni cómo guardarte el as en la manga, admite que juegas con dados de
plomo y dedos huéspedes…
Habla Coluccini, tierno, vibrante, vehemente desde la desdicha:
«¡Uuuh, nunca se entregue! Yo soy un viejo rutero. Siempre hay una última maniobra, un golpe de volante, un rebaje, un algo… ¡Pero nunca el freno! ¡Usted pise el freno y está perdido!»
«¡Uuuh, nunca se entregue! Yo soy un viejo rutero. Siempre hay una última maniobra, un golpe de volante, un rebaje, un algo… ¡Pero nunca el freno! ¡Usted pise el freno y está perdido!»
Aunque sea una Bolivia de papel, aunque
la aventura haya acabado, aunque el horizonte se haya achatado, lo dice
Coluccini: hay un momento para retirarse antes de que el espectáculo se
vuelva grotesco por mucho que el público pida otra, que acaba siendo la
de la burla. Pide tú la espuela, para el camino, alarga el tranco y
¡ospa!… Cuando la aventura se acaba te vas para Bolivia, aunque esta ya
figure en otros mapas. Regresar es irse, etcétera, no hay que pisar el
pedal del freno, «guarda con los perdedores», etcétera… En cualquier
esquina te venden «cualquier cantidad» de Bálsamo del Tigre (auténtico).
2 Comentarios
Fantasma contra fantasma. Qué diálogo, qué película y qué escrito tuyo, querido amigo.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Poderosa escena, para verla y guardarla, para recordarla mil veces.
ResponderEliminarSaludos