Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Viví tres meses en Rockville, Maryland, en una calle de árboles, sin autos ni peatones.
Rutina de lunes a sábado. De la casa al trabajo, a comer y a la casa. La noche del sábado era libre; dormía tranquilo, normalmente. El domingo salía temprano. A un kilómetro estaba el almacén. Compraba tortas, galletas, un galón de leche de chocolate y me iba a una hondonada en la cual había una mesa y un banco. En la pared los graffitis hablaban de revolución. Los pintaba “Black Flag”.
Pocas veces he tenido tanto placer. Desayunar en silencio, abrigado en la brisa de otoño. Maryland alrededor todavía verde. Un libro conmigo. Solos yo y la mañana.
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Publicado en OPINIÓN (Cochabamba), 09/02/1992, y en el blog del autor, Le Coq En Fer, 16/04/2017
Imagen: Honoré Daumier/Hombre leyendo en jardín
1 Comentarios
Que envidia, parece que estuviese hablando de otro planeta.
ResponderEliminarEh vivido aqui pero nunca eh conocido semejante fin de semana.
Nada tienen de romántico salvo para aquellos eternamente enamorados de los días de otoño, incluso estos son uno desmotivadores desconsiderados y salvajes días de tormentas tornadizos que con sus boraces vientos destruyen toda belleza a su paso durante dos meses del ano...