Cinco décadas caminando la vida
Me han enseñado algunas cosas.
Aprendí a amar al viento
Y también a carajearlo.
Aprendí a escuchar a las piedras
Y a contarles mis historias.
Aprendí a no temer a la nieve
Y que para atravesar el frío
La tempestad –como Calibán clamaba
Debía ser tu aliada, tu amiga fiel
Tu compañera y tu sombra.
Sufro con los que sufren
Hasta que dejen de sufrir.
Esa fue, es y será siempre
Nuestra bandera.
Cinco décadas de travesía
Me han enseñado algunas cosas.
De las montañas, sus huellas
De la piel, el rostro amado
De la vida, tus ojos, tu voz, tus ganas de vivirla.
Pero lo que mejor he aprendido
De los riscos, las cordilleras
Los vendavales y los abismos
Es esto:
La peor batalla es la que no se libra.
Siempre debe haber más coraje.
Siempre alguien curará tus heridas
O cantará algún blues en tu memoria.
Pero más revelador aún
Más riqueza, más dicha procura
También esto:
Es sentir, es saber, es asumir, es comprender
Que al compañero
No hay que abandonarlo nunca.
Que jamás hay que olvidarse de él.
Sea en la pelea, sea en las arenas, sea en todos estos días
Que van pasando.
Es tu compañero:
No solo compartís el pan:
Tejemos juntos los sueños.
No hay mayor dolor en esta vida
Que perder un compañero.
No hay mayor deshonra
Que dejarlo atrás.
Pablo Cingolani
Río Abajo, 19 de septiembre de 2017
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