Miguel Sánchez-Ostiz
Peter Handke en un artículo que quiere ser de homenaje y resulta publicitario, como casi todos (motivado por la aparición de un libro en una editorial poderosa):
«Me parece horrorosa la manera en que se comportan hoy los escritores. Todos se han vuelto tan oficiales, se comportan como dignatarios, como cardenales. Eso nunca le debe pasar a un escritor. Constantemente dan entrevistas, ahora están en Irak, después en Sarajevo o en Perú. Están en todas partes y por doquier tienen que escribir artículos para los periódicos. Ya no tengo ninguna confianza en esa gente. El escritor debe vivir secretamente.»
Bien, hasta aquí bien… si eres un escritor de éxito y renombre y publicas en editoriales de ámbito nacional. Para un editor pequeño, el que no acudas a sus eventos supone la pérdida de la publicidad gratuita. Esto es, el escritor convertido en un elemento publicitario de la editorial y de sí mismo, poco importa que en las entrevistas le hagan decir, o diga por sí mismo, necedades que le desgastan. Menos importa que, si no es un divo experto en puestas en escena misteriosas o exóticas, quiera retirarse del barullo mediático y social por cansancio, por respirar, simplemente, por ver si en el silencio se rearma y, a cierta edad, hace lo que le queda por hacer y todavía puede. Eso al editor le tiene sin cuidado. Lo que cuenta es el ambientillo. Un escritor que se retire y quiera publicar y que hablen de él para poder vender, está perdido. Un escritor no puede permitirse el lujo de padecer o de disfrutar de fobia social salvo que la editorial y los medios afines puedan sacar de eso mismo beneficio publicitario. Ser un raro «con tirón» no está al alcance de cualquiera. Para eso hace falta ruido mediático y eso lo saben los que con admiración aplauden desde los medios las palabras de Handke, pero son los primeros en colaborar al espectáculo de las variedades literarias y a su artista invitado.
*Publicado originalmente en el blog del autor, Vivir de buena gana (9/11/2017)
*Publicado originalmente en el blog del autor, Vivir de buena gana (9/11/2017)
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