Pablo Cingolani
Te quiero por Túpac Katari
Que no te quería
Porque no tenía porque quererte
Yo que te quiero tanto La Paz
Te quiero por esa Cotahuma
Que se vino abajo
Y tampoco tenía un motivo
Para quererte
Yo que te quiero La Paz
Que aprendí a quererte
Como Julián Apasa que te detestaba
Y a la vez te amaba – por amar a Bartolina prisionera
Desde las alturas de Pampajasi
Y buscar como rescatarla
Y acaso, allí, desde esa humedad del querer
Acaso, allí, empezó a nacer la patria, una patria
Yo que te quiero tanto La Paz
Aún así te desbarranques, siempre altiva
Por las laderas de Cotahuma
Yo que te quiero tanto La Paz
Con ese mismo ardor de Katari
-se ama sólo a lo que libera
Si se ama, se ama más allá del dolor
Y la desdicha
Se ama porque es un deber amar
Y porque amar, libera-
Así te amo y te quiero, La Paz
Yo que te quiero La Paz, y te quero tanto
Como te quería el Guille que ya es tumba y sangre de tu sangre
Devoto de Santa Bárbara, de tu santa guerrera
La Paz, Nuestra Señora de La Paz, Chuquiago Marka
Yo que te quiero así, La Paz
Te leo, te escucho, querido hermano
Y cada vez te quiero más
Cada vez te siento, te creo más
Cada vez bendigo más a esta ciudad
Que nos sumerge y nos eleva a todos
Cada vez, Papirri, que te escucho y te leo
Siento y presiento más: La Paz está viva
Vive, sufre, siente, se alegra, duda, duele, amanece siempre
Con un topacio nevado al frente
Vive, sufre, siente: vos la escribís, vos la cantás
Vos la hacés brillar
Yo que quiero tanto (a) La Paz…
Lo que más quiero
Es que el Papirri
Te siga cantando, La Paz
Te siga escribiendo
Así como él te canta
Así como él, te anhela, te invoca
Y te escribe
Hasta que nos vayamos todos
Hasta que el cuero aguante
Hasta que no se pueda
Hasta que dure
Hasta que los duendes persistan e insistan
Hasta que las serpientes
Nos acompañen
Y resistan
Hasta aquí
Hasta allá
Hasta que dure
Hasta que sea así
Ukamau, jilata
Hasta el final.
Pablo Cingolani
Río Abajo, 31 de julio de 2018
Nota: termino de escribir este poema devocional, y no sé porqué, pero lo hago tarareando Adiós Nonino de otro sin igual, de Astor Piazzola. Ya lo sé: si tuviera que volver estas palabras en imagen, usaría la música de don Astor para contrapuntear con tu música, hermano. Estás ahí, papá, en ese mundo,
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