Cazador


Dame tu fuerza, cazador
La fuerza que tu tenías para atravesar desiertos y cruzar montañas
Dame tu fuerza, cazador
El vigor de la nieve, el coraje del sol
Dame esa energía
La energía que tu llevabas dentro tuyo y en tus brazos, cazador
Esa verdad electrizante que era tan noble como tu misión
Esa misión que siempre comulgaba con tu destino
Ese destino que acompañaba tus pasos
Esos pasos que labraron una huella, tu huella de dignidad
Tus huellas en la arena, cazador

Devuélvenos la fe, cazador
Danos la única de las certezas, la tuya, la que sólo concede la sangre
Y porque somos sangre de tu sangre, vuelve, alza tu mano
Para que te sintamos, para que te veamos, para volver a saberte
A nuestro lado, al lado de la vida, de la tuya, de la que todos nos merecemos

Danos tu esperanza, cazador
Esa esperanza que tu atesorabas: esperanza como horizonte
Esperanza como pasión por vivir la vida, por cooperar, por compartirla
Esperanza en lo que acecha, en lo que raspa, en lo que duele
Esperanza que roe y rasga, esperanza… más allá de las heridas
Porque si hay algo que cura, si hay algo que inspira, si hay algo que guía
Es ella

Y vos, cazador, vos y tu tenso rostro, vos y tus ojos, vos y tu fuerza
Vos, cazador: vos y tu lanza, vos y tu alma. Vos, sólo vos, y tu flecha.

Pablo Cingolani
Antaqawa, 3 de agosto de 2019

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