Los cielos


 Los cielos que te ampararon, que protegieron tus huellas, ahuyentando tu pesar, inspirándote para no cejar, no ceder frente al cansancio, la distancia, la adversidad

 

Los cielos que te bendijeron cuando todo se derrumbaba en aluvión, alud de barro, demolición, castigo, cuando la hojarasca trepidaba el alma y la humedecía y la espesura no te dejaba entrever un horizonte y sólo te guiaba ese claror arriba, esa estrella solitaria que te tendía la mano, ese intuir que, más allá de las grietas y las selvas, te esperaba un lugar a donde llegar

 

Los cielos que te acompañaron claros, diáfanos, invencibles, reflejos del espíritu. Los cielos de cristal, los cielos amigos, los cielos del crepúsculo, donde navegabas sin temor hacia la serenidad infinita de los cielos de la noche, los cielos de la voluntad, los cielos del volver a empezar

 

Los cielos caminados, los cielos deseados, los cielos que nunca podrás echar de menos porque te espejearon, te cuidaron, te dieron esperanza y vida

 

Los cielos lejanos, los cielos de la memoria, los cielos que se vislumbran: cielo añejo, simple, bueno, vivo, cielo con cactus, piedras y un río, montaña abajo.

 

Pablo Cingolani

Desde algún lugar, 30 de septiembre de 2020

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Fotografía: "Piedra, cielo y río". San Fabián de Alico, Chile. Lorena Romina Ledesma.


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