El 7 de diciembre de 1941, Japón atacó la base naval norteamericana de Pearl Harbor.
Un día después, el presidente yanqui, Roosevelt, pronunció estas palabras frente a su congreso: «Ayer, 7 de diciembre de 1941 —una fecha que vivirá en la infamia— Estados Unidos de América fue atacado repentina y deliberadamente por fuerzas navales y aéreas del Imperio de Japón». Luego, solicitó se aprueba la declaratoria de guerra. Cuatro años después, ésta, la guerra, terminaría con el bombardeo nuclear de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Millones de muertos quedaron en los campos de combate.
El 7 de diciembre de 2020, 79 años después, esta vez fue Estados Unidos el que encabezó el ataque “repentina y deliberadamente”, igual que aquel de los nipones. Lo hizo desde Wall Street, desde el corazón del capitalismo financiero global, y otra infamia tuvo lugar: el agua comenzó a cotizar en bolsa, los poderosos del mundo ya le pusieron precio al agua, igual que al petróleo o al oro.
Aún no podemos predecir los alcances devastadores que alcanzará esta nueva infamia, pero lo que si sabemos es que afectará a toda la humanidad. Hasta hoy, el día después del ataque bursátil, ningún presidente le ha declarado la guerra ni al capitalismo financiero ni a Wall Street.
La cotización del agua en bolsa, junto con la pandemia, cierra un año inolvidable para los pueblos del mundo que seguimos viendo de palco como el 1 por ciento de la población mundial hace con el 99 por ciento restante lo que le da la regalada gana.
Pablo Cingolani
Laderas del Aruntaya, 8 de diciembre de 2020
0 Comentarios