Sobre la trascendencia de homenajear a Kusch en noviembre como propuso el Zamba


A JPG, el Zamba, obviamente

 

Puta pandemia, miserable crisis: siempre dijimos, con el compañero Gelman: Ni a irse/ Ni a quedarse/ A resistir

Sabíamos, como dicta el poema, que siempre habría más penas que compartir y más olvidos que combatir

Por eso, cuando mi hermano Zamba, mi compañero de la JUP de los ochentas, me contó de su intención de hacerle un homenaje a Kusch en el noviembre que se avecina, como le acabo de decir por teléfono: ese es un faro, cumpa, ese es el camino, hermano.

 

Asediados estamos todos por la incertidumbre de saber con qué más castigo nos lacerará el capitalismo

Ebrios de vacuidad, faltos de destino, vagan sin rumbo: nosotros, no, y no lo deseamos para nadie

 

De ahí que juntarnos para homenajearlo a Rodolfo Gunther Kusch, de auto-convocarnos para hacerlo, se vuelve, no sólo el abrazo fraterno entre compañeros de toda una vida, una vida de lucha y de consecuencia, sino que se vuelve esa luz, esa luz de faro, que deja atrás los muelles de la impotencia, y busca, como toda luz, iluminar a todos

 

Aunque no lo veamos/ el sol siempre está cantábamos en esos ochentas irrepetibles cuando en los setentas, cuando acariciábamos la victoria, cantábamos: sale el sol/ y el sol/ sale para todos

 

Y lo cantábamos todos, en las movilizaciones y en la cancha. Había un pueblo unido detrás de una esperanza que las fuerzas oscuras se encargaron de mutilarla, de arrasarla, de desaparecerla, de destrozarla

 

Pero el objetivo de los verdugos y de los siniestros, no se cumplió       

 

Seguimos vivos

 

Seguimos alzando como bandera a los compañeros que quedaron en el camino

 

Seguimos peleando por ese destino, el de la patria socialista/peronista/montonera, nuestra patria y para todos, por la cual sacrificaron sus vidas

 

Seguimos vivos, seguimos soñando con ese destino: no nos han vencido

 

En el medio, tanta agua corrió bajo de los puentes, tanta sangre que no cicatriza -pienso en Teresa, pienso en el Maxi, pienso en Darío, pienso en Cristina Lincopán, pienso en Nahuel, en todos los militantes y pienso en todos los chicos, los nenes, los bebés, que murieron y se cargó el neoliberalismo

 

Y pienso también en Kusch que es una especie de lazo que une        

 

Esos días de vino y gloria y gracia cuando todos cantábamos sale el sol/ y el sol/ sale para todos

 

(Y Kusch escribía: En nombre de qué sacrificarse)

 

Y la desgracia que vino después -la dictadura genocida, los compañeros muertos, los desaparecidos

 

(Y Kusch escribía: Vivir en Maimará)

 

Y ahora, tras tanta democracia sin atributos, tras tanto sueño desgarrado, tanto pibe acribillado, tanta miseria ampliada, con pandemia o sin pandemia, decime

 

Kusch. ¿qué diría? ¿qué escribiría?

 

De ahí, mi amor, la trascendencia del encuentro/ reencuentro que propone el Zamba desde Florencia Varela, el conurbano profundo, hasta Maimará, en noviembre, en los Andes, en Jujuy, en la quebrada de Humahuaca que enlaza tierras altas/tierras bajas, la llanura y el altiplano, el Río de la Plata y el Alto Perú, Bolivia y la Argentina, la Patria Grande de Tupac Katari y de Castelli, los sueños cumplidos que vivimos juntos, Zamba, La Higuera que caminamos juntos, Zamba

 

(Me acaba de llamar el Riki, el Negro Solíz, desde Oruro, mi compañerazo de selvas y cordilleras, mi hermano quechua de la vida, y ¿saben qué? La magia, existe. Y, ¿sabés qué, Zamba? Ya te lo dije, ya te lo dije…)

 

Vamos, hermano, y nos encontremos en Maimará, en esa cita con el destino que nos merecemos

 

Otra vez, cuando el viento nos acariciaba, el 2013, fui hasta allí con el mismísimo Riki, con el Ramón, con su hijo el Ramoncín, con toda la poética andante de estas tierras, a homenajearlo a don Kusch -de paso, como siempre andamos, celebramos el cumpleaños del Ramón en medio de la noche-noche de montañas y cactus altivos en algún lugar del camino entre Cotagaita y Tupiza, fue un gran cumpleaños en medio de la noche, entre Cotagaita y Tupiza…

 

Quiero volver sobre esas huellas, esas montañas, esos cactus: vamos, hermano

 

La América Profunda sigue latiendo siempre (¿Viste, Chile?) porque es simiente, es raíz, es unidad, y es verdad

 

Es la única verdad que nos merecemos

 

La verdad de reencontrarnos y ser nosotros mismos (hoy, más que nunca, que lo despedimos al Cristian Uscamayta)

 

Dale, Zamba, dale, hermano: nos vemos en Maimará, nos vemos en noviembre, nos vemos para recordarnos de ese lazo: Kusch, la vida, la militancia, el compañerismo, ese fuego que no se apaga nunca porque si la patria existe en nuestros corazones, la liberación, siempre, siempre, siempre: sigue siendo posible.

 

Pablo Cingolani

Laderas de Aruntaya, 6 de julio de 2021

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