El cuerpo y sus cicatrices


“En todo caso, tu morada, tu ciudad, tu noche y tu mundo, se reducen a tu cuerpo; y quien lo habita no eres tĂș, sino el cuerpo de tu cuerpo.”
-Jaime Saenz-

Entrar en la novela Miles de ojos es entrar en un cine 5D, es entrar en otro mundo.
En las redes sociales circuló la voz que Maximiliano Barrientos escribía el mismo género literario de Daniel Averanga, pero que lo escribía mejor. Veo una película de Leos Carax, Holy Motors, otra de Cronenberg, la que se basó en una novela de J. G. Ballard. Todo estå en el cuerpo y en sus cicatrices. La puerta y Miles de ojos, nuestra literatura gótica, demuestran la fuerza de experimentar la palabra y el cuerpo; en la distancia, dos realidades que se dicen opuestas sufren las mismas contradicciones. Racismos, violencias, demagogias, la brutalidad del poder.

Pasamos muy violentamente de un estado de animo que sostenĂ­a la figura del hombre-caballo- espada a un estado de animo que sostiene hoy el hombre-teclado-pantalla, comenta Alessandro Baricco que todo empezĂł con el futbolĂ­n, el pinball y los videojuegos, y hoy estamos lanzado en una aventura que separĂł, tal vez definitivamente, la civilizaciĂłn analĂłgica de la digital. Muchos no sobrevivirĂĄn. Es el delirio de la velocidad, aquella adrenalina que se muta en endorfina, ¿serĂĄ la mutaciĂłn antropolĂłgica, o tal vez hasta genĂ©tica, que la tĂ©cnica heideggeriana prefiguraba en un futuro no muy lejano?

“Ya no sabĂ­a donde terminaba el sueño y donde comenzaba la vigilia”

Maximiliano sabe escribir entre las líneas, deja que el lector busque su lectura en aquellos espacios entre dos palabras, entre dos frases. De una metåfora, que su estilo ya le permite, nos ofrece una lectura y muchas imågenes del nonsense del modelo devastador del crecimiento cruceño, en el cual se construyó para destruir -el paisaje que desapareció en su novela realista, y que tal vez fue el fin de un ciclo- y que sigue en un paisaje amorfo, ausente, prefigurando el apocalipsis. Adonde la maquina destruyó la paciencia, diría Paul Valéry.

“Si te acercĂ s lo suficiente el futuro te va a quemar los ojos”

Es una velocidad que simula ser la de un James Dean en la fatal Cholame, la de una Easy Rider pre apocalĂ­ptica, y no lo es. Son las pesadillas de Edipo y las alucinaciones que se difunden en un cuerpo en transformaciĂłn y en una mente que adopta estereotipos futurĂ­sticos, demasiado futurĂ­sticos. ¿CĂłmo serĂĄ nuestro futuro? ¿Fe y culto a la velocidad?

En un escenario de fin del mundo, adonde el populismo despulpó todo el pensamiento y el glifosato desangró la tierra, fluyen desesperadas tribus de sobrevivientes, metamorfosis de hombres y mujeres que van, armados de sus nuevas identidades, ruidosas, mecånicas, discorde. Un solo magnetismo los atrae, un eterno retorno, y después del desierto cósmico, una nueva respiración.

A Maximiliano y Daniel se los ve riéndose en la foto, también ellos habrån leído en las redes sociales las voces que circularon sobre sus escrituras. Algo de nuevo en las letras bolivianas.

Maurizio Bagatin, 20 noviembre 2021

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