Eros y Thánatos


“Damos tiempo a la memoria para que cumpla su primero y más apremiante oficio: olvidar” -Eugenio Montale-

La crítica se identifica o se fragmenta al espejo. Lee, reconoce o refuta, contempla y amplia o cierra el camino.

Veo enfrentarse el existencialismo al surrealismo, la paz feroz de la belleza en dos películas: Hiroshima mon amour y Bella de día. Eros y Thánatos, tal vez.

En el existencialismo hay todo lo que había anticipado Kierkegaard, el padre del existencialismo, todo lo que va emergiendo en el guion de Marguerite Duras; pero en mis lecturas me encuentro con el Borges de Kafka y sus precursores. La memoria que puede sanar -menos a Funes- y personajes que se encuentran y no se encuentran. Entran en un minimalismo laberintico, en la eterna dicotomía de la memoria y el olvido, en el tentativo de “curar” la prótesis, el trauma de la memoria, el olvido necesario de Nietzsche.

En el surrealismo del maestro Buñuel viven el Conde Masoch y el Marque de Sade. Otra es la dicotomía burguesa de aquellos años, y siempre. El sueño enfrentándose con la realidad, el frio con el calor. Temas psicoanalíticos por antonomasia, el discreto encanto de la burguesía.

Una nouvelle vague afuera de todo estereotipo y un surrealismo tout court. Películas que deleitaron tardes enteras cuando nos hicimos dependientes al cine; la pantalla grande que hoy vive o no vive, no lo sé, pero que seguramente ya no se la vive como aquellos años de existencialista y de surrealista edad.

Recordando uno puede existir y así, también, sufrir. Todo no menos trágicamente de un Último tango en Paris. En el cine visionario de Buñuel todo es posible, según libertad y anarquía.

Maurizio Bagatin, 28 de agosto 2022

Publicar un comentario

0 Comentarios