México es un estado mental. Silverio entra en un laberinto de la soledad, que a momentos es un mundo cruel y a momentos es la regeneración orgánica del axolotl cortazariano.
Y nos dejamos llevar por un juego fílmico que desde la noche triste de Hernán Cortes, nos conduce a la intimidad del autor/su alter ego: ser hijos de Malinche y de un fracaso revolucionario. Mucha literatura va pincelando una esencia imposible de descifrar. Hay que seguir el poder de las imágenes, Silverio es un estereotipo y no lo es, es Federico Robles y la serpiente emplumada, es Porfirio Diaz y Pancho Villa. La moneda y sus dos caras, Jano bifronte.
En una Satyricon huérfana de Petronio, hay pachucos, chingones y chilangos, toda la riqueza que no puede ser creada sin pobreza. Es la magia mexicana que un sincretismo superficial quiere erradicar desde la raíz; la sociedad que oprime y deja sin imaginación el futuro.
Las personas se van pero quedan para siempre las ideas.
Un regalo del séptimo arte.
Maurizio Bagatin, 4 de enero 2023
0 Comentarios