En estos últimos días hemos vuelto al Tata (cerro tutelar que domina en la altiplanicie nor-puneña), es un elevado muy atractivo. Uno puede trepar sus elevadas pendientes con una buena dosis de arrojo, dar cada paso sintiendo las contracciones coronarias que indican lo alto que estamos sobre el nivel del mar. El Tata es un coloso telúrico hecho de purísima roca muy dura, en su punta han erigido un templo pétreo sus hijos que cada tres de mayo se reúnen para tributarle gratitud i veneración. El Tata es todo un tata en medio de Lampa, Ayaviri, Azángaro i Juliaca. Es una atalaya estratégica elaborada por Viracocha dador de vida desde donde se puede registrar la cordillera Occidental, así como la cordillera Oriental; a sus pies cuan vasallos fieles están aquellos pueblos históricos. El Illimani le mira desde La Paz i se ven cada vez que los cielos se despejan, el Titicaca es un espejo de agua que también se puede ver desde el Tata. El Tata es lo máximo.
En estos últimos días, dicho más concretamente, el próximo fin de semana pasado, hemos vuelto a trepar al Tata. Fuimos a recoger un ánima que se había quedado penando desde inicios de año. Fuimos, llegamos, le saludamos al Tata con coca, alcohol, vino i mucho respeto del cual es dignísimo el Tata. Recibió de buen grado nuestra ofrenda, devolvió el ánima que lo tenía retenido por no haberle participado en una pequeña francachela de fin de año, nos colmó de bendiciones i nos despidió personalmente.
He tomado algunas fotos de Tata i ahora se los envío amigotes; cuando quieran ir por allá, solo pásenme la voz, que solos no pueden ir. Yo sé cómo se puede llegar allá en menos de 4 horas caminando hacia el cielo.
un fuerte abrazo
Juvenal Mercado Vilca,
Juliaca, 2 de febrero de 2009.
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