Suyku Pujyu, el futuro campesino


Étimos que no mienten. Un rio está bajando, lleva piedras y recuerdos, es un feroz canto de memorias perdidas entre grietas y erosiones, el tiempo que derrite y reconstruye a su manera, pasadas entropías y nuevas ilusiones.

En sus manos las mujeres encierran poesía, son semillas para el futuro. La cristalina del maíz perla que conservan las manos sabias del oriente, entre los callos penetran las casi imperceptibles semillas de cilantro, uñas que entretienen ceniza, cal, limo, los microorganismos de nuestra historia.

El futuro campesino está en estas manos, en esta tierra, en este territorio donde seguimos penetrando bosques, cultivando sabanas, donde nuestros brazos llegan cada día más lejos.

Ahí está la sabiduría, entramada con la violencia de la historia. Ahí está la ciencia que hizo el Machu Picchu. Los colores de las papas como el arcoíris del sábado por la tarde, sal de la tierra que se vuelve jugo al paladar, manjar entre los labios de dioses necesarios.

Llovió y la flor se abrió: “La flor cumple su inmanencia, la inteligencia implícita en su despliegue. Hay una disciplina. La flor crece sin errores. El ser humano ha de crecer por sí mismo hasta que entienda la inteligencia de la flor” (de un libro Zen).

Maurizio Bagatin, noviembre 2023

Imagen: Abeja en una flor de cebolla en un campo cultivado de Suyku Pujyu

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