Domingo


Márcia Batista Ramos

“Recordaba que mi padre solía decir que la razón para vivir era prepararse para estar muerto durante mucho tiempo.”

Fragmento de «Mientras agonizo» de William Faulkner.


En una mañana de domingo siempre espero enterarme de algo bueno o bonito, pero el mundo anda de cabeza, está al reverso y completamente enfermo. Los tumultos hacen parte de la normalidad de los minutos y las guerras son más comunes que los gatos. Ahora, es tan normal morir en el mediterraneo si eres un africano pobre o morir en una balacera si eres un mexicano pobre, además a nadie le importa como mueren los pobres, entonces, ni siquiera serás noticia como en el caso del niño palestino muerto en la guerra. Elena y Cleópatra se perdieron en el tiempo, hoy la mitad de los latinoamericanos que utilizan internet, no saben quiénes fueron ellas, porque en su imaginario reina Shakira. El planeta necesita cura y nuevos sueños y una mujer que borde una flor en un paño blanco o mueva una mermelada en su cocina. Porque ya no hay, a la vista, expectativas de amores y decepciones, monótonamente, abrazamos la inconsciencia y ahogamos los ideales en aguas contaminadas. Pareciera que ya no hay diversidad de sentimientos, porque todos quieren a Messi o a Cristiano Ronaldo y no se importan con los cañones que masacran a los pueblos. Tampoco, importan, las sábanas blancas que bailan en los tendederos como solian hacer otrora, cuando las madres sabían hornear galletas y queques. La diversidad de sentimientos y miradas que caracterizaban la gesta humana en su caminata sobre el planeta, se opaca y mengua a cada instante, porque las personas se vuelven automatas sin ningun esfuerzo, se homogenizan y reducen su opinión a un simple Like. Los duendes ya no se inclinan en las ventanas para observar la vida de las familias y son pocos los hombres que saben utilizar un hacha o un machete, menos aún los que acostumbran a abrir un libro. Hoy, ya no es costumbre morir soñando y las noticias dan cuenta de que Maduro anuncia una nueva guerra, en nuestro continente pacífico, fiestero y religioso. Creo que ya nadie sabe para qué sirve la vida. También existen muchas dudas sobre la importancia de los domingos. Creo que son muy pocos los que tuvieron el júbilo de cosechar una mazorca de maíz. Me parece que el referéndum fue fraudulento. Me parece que la alta cordillera del Ñuble, donde se puede admirar el vuelo de los cóndores, quiere perforar el cielo.

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