El libro está abierto, páginas que cantan y bailan, versos que van fluctuando en el mármol de la ultima estatua que se estrelló en el cielo. Abstractismo.
Esculpida está la madera y la cerámica aun caliente, el fuego de la noche sigue atravesando la luz.
Viaja el recuerdo adentro del Louvre. En San Petersburgo en el frio de diciembre adentro a un cuadro de Leonardo. Gauguin se conserva desnudando el alma de la vieja Europa de siempre. Emilio Vedova vio la Venecia que quiso siempre ver. Jackson Pollock el mundo que vino después de él.
La mentira del arte es la mas bella mentira, su inutilidad es la ética más fabulosa.
Abraza la madre la eterna forma, escupe el padre su eterna raíz. Layo y Medea van recorriendo la esfinge, la ultima palabra y el símbolo, al final del enigma, el mito.
En un palacio de la vieja Lutecia descansan las fatigas de Picasso, el niño diseñador. Muy cerca un canto de sirenas, la Sena y el grito de Camus. Las piedras que pisó Napoleón. Giacometti que andaba de un boliche a otro buscando a su musa entre el silencio y la neblina de diciembre.
Sentadas bajo las magnolias del Jardin de Bóboli van chismoseando las florentinas. Dante amó a Beatriz eternamente, amor fou o amor agape, en los círculos del Infierno y en el viaje más alucinante, en el Paraíso.
Me quedo frente a la belleza, distorsionados autorretratos de Bacon, al negro de Tiziano y Zurbarán, a la implacable violencia de Caravaggio.
Maurizio Bagatin, diciembre 2023
Imagen: Leonardo da Vinci, Madonna Benois
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