El Maestro escribe


De “la manzana de oro” succionamos la linfa que estremece al contacto con lo más profundo, la piel. La lisa cascara deja deslizar el dulzor en su superficie, hasta los labios y adentro de una boca, en el paladar. Juan Rulfo está escribiendo, él es el Maestro que engatusó a Carlos Fuentes y a todos los demas, el guiño que le faltaba al llamado boom latinoamericano.

Hay líneas tan sutiles que en lugar de separar unen. La palabra es la cómplice de esta falsa cicatriz, es la que siempre bordea una insospechable división, muerde y exprime una materia que debe tener un nombre en algún lugar desconocido o no. La poesía a veces dilata esta distancia, contrae con toda la fuerza un episodio, un acierto o la siempre presente perfecta imperfección de las cosas. Cuando no me salen ideas me refugio en el recuerdo, que es también sabiduría. Cuando sale una idea estoy creando un nuevo mundo, pruebo una nueva emoción dejando una nueva huella, siguiendo la que siempre estuvo en algún lugar, ahí, esperando que alguien trace un nuevo camino.

En la lectura uno va perdiéndose o se encuentra, que tan importante puede ser el desdoblamiento que ofrece la prosa; hay momentos reales en los cuales “No se puede contra lo que no se puede”; hay momentos verdaderos en los cuales “El cielo está tan alto, y mis ojos tan sin mirada, que vivía contenta con saber dónde quedaba la tierra”. Para encontrar esta emoción es suficiente abrir al azar el Pedro Paramo, ahí se gozará de la destilación de la palabra, su contemplación. Son las iluminaciones de Rimbaud llevadas al castellano. En la introducción a una edición Catedra, la duodécima, leemos que “el propio tema exigía la aparente confusión que presenta la novela”. ¡Que don la literatura! A pesar de que hay guerra para que haya poesía…en la Décima segunda impresión del Fondo de Cultura Económica está impreso el numero de copias que lleva esta edición, 19915 de los cien mil ejemplares impresos. Dos solas figuras acompañan el libro, la de Juan Preciado con su burro dirigiéndose hacia Comala y en la ultima página, los perros de Juan Rulfo que ladran, ladran y siguen ladrando…

Todo este “cuadro” es el ojo fotográfico del Maestro, es la noche insomne del Gabo cuando leyó por primera vez esta monstruosa obra, quizás nuestra incansable búsqueda de mas lecturas del Maestro, hasta encontrarle siempre mas sabor a esta “manzana de oro”.

El Maestro escribe, yo ahora lo estoy leyendo.

Maurizio Bagatin, julio 2024

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2 Comentarios

  1. Anónimo28/7/24

    Juan Rulfo, con solo dos textos se hizo famoso en todo el mundo hispano parlante y en entro a engrosar la lista de los grandes escritores del mundo. Mi admiración por siempre!!!👍😃

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  2. Excelente. Un genio en el manejo de las imágenes. Es un gusto releerlo siempre que caiga en mis manos.

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