Huir de la soledad


…es la voz del recuerdo, voz amiga

en la que vibra oculta la esperanza.

Agustín Acosta

¿Qué es soledad? Compleja condición: un refugio, anhelo tenerla conmigo cuando quiero reflexionar sobre lo vida, lo que sucede o quisiera vivir o cuando necesito escribir. Estar en soledad, no es lo mismo estar sola. Esa sensación de vacío se asomó a mi vida una vez. Qué noche más lenta. No podía conciliar el sueño que necesitaba para suavizar mi espíritu de tantas tensiones en los últimos días. Recién amanecía y ya mi maleta cuadrada, de cartón, estaba lista en el portal. Parece hablar, anuncia lo poco que me llevaré en esta ida. Sin entrar, adivino todo, dentro de la envoltura gris, alrededor de la casa.

Junto a mi pasan, el olor a carbón encendido y café recién colado, el del escaparte de mi madre, los muebles y los libros coleccionados. Lo material nadie puede cargarlo como carga la hormiga una hoja. Llega un estremecimiento y no evito dos lágrimas, los demás no se fijan. Pues si, los olores, si los llevo; cuando los sienta en otro lugar volverán conmigo. Saldré de aquí muy a gusto, pero en esta casa y su inundación en época de lluvias, el instante donde, dieciséis años atrás, abrí los ojos entre manos de mi abuela, las paredes de madera, el techo de guano, de donde a cada rato cae un majá, el jardín, a lo largo del costado norte, no serán los ausentes, sino una parte de mi está entre ellos, un halo lleno de vivencias, atrapadas en la memoria. Miro de vuelta, una vez más. Quizás ellos “no querían soltarme o yo de algún modo, me voy quedando’’.

Tanto tiempo acariciando un proyecto, poniéndole el corazón, pero: —¿Estoy convencida del riesgo a sufrir por soledad en un lugar desconocido? Esta sinuosa carretera bandea mis pensamientos fijos en el paso cercano. Voy hacia una nueva vida aún no definida cómo será. Estas horas se vuelven muy densas. Tengo tantos sueῆos, anhelo cumplirlos. Entonces, ¿Por qué ahora afloran preocupaciones? El cerebro nos desafía para llevarnos a donde debemos ir, a veces exagero los riesgos: ¿Estarán mis padres, preocupados, o como yo tratando de restarle importancia al hecho de ir lejos? Nadie sabía si regresaría a casa, si resistiría la nostalgia a estrenar ni qué pasaría después del primer año. Por momentos el hastío me cosume. ¿Me estará rondando la soledad, ahora que tengo una cita con el futuro? Todos no podemos estar equivocados. No dejaré a la tristeza tomarme de su mano, están vivas mis ilusiones. No puedo explicar lo sucedido, quiero llevar todo conmigo como quien toma el álbum de fotos debajo del brazo e intenta que lo vivido dure siempre. Lo cierto es que parto en un insospechado destierro de mi Pinar. Iría a estudiar una carrera al alto precio emocional de regresar con estudios concluidos. A pesar de los trances me da gusto recordar y revivir de dónde salí, a la sombra de quiénes crecí, los martillos que cincelaron mi personalidad; son suficientes, no me dejaré invadir por la soledad. Por eso huyo de circunstancias invasivas que me aislen de donde pueda tocar esa fibra íntima de mi alma y me inspiro para retomar el rumbo hacia mi futuro.


Amalia Caridad Cordero Martínez

Jagṻey Grande. Matanzas. Cuba

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