“La violencia criminal se transmuta en estigma que afecta a la víctima, el asesinato se convierte en venganza, la violación tumultuaria se vela como “levantón” y se acalla como vergüenza personal. El lenguaje se contamina de espanto, la mirada se congela, estupefacta, en un solo punto, vacío de sentido, en que palabra y pensamiento han estallado. Como en un espejo roto, vemos sólo fragmentos...” —Lucía Melgar
La gente decente, se va arrinconando de a poco y la delincuencia en su paso errático, hace gala de su existencia, por medio de su excéntrico y soberbio derroche en vida o por su trágica manera de morir, a balazos.
A diario constatamos que el narcotráfico se impone en la sociedad latinoamericana como una especie de modus vivendi y sólo no ve quien no quiere ver. El problema, además de político, es económico, social y ético. Por ende, su influencia atañe a diferentes estamentos sociales, afectando también, la producción cultural, por ejemplo, el narcotráfico ha generado sus propias formas de lenguaje que no se circunscribe apenas a los criminales, ya que el vocabulario del ciudadano común se ve invadido por la nueva terminología. Arraigando la narcocultura en casi todos los ámbitos de la sociedad Iberoamericana, ya que los componentes que la configuran, así como las formas que la expresan, son parte de una cultura que está permeado todas las capas sociales, culturales, económicas y políticas de la sociedad.
Como México, siempre fue una especie de vitrina para Iberoamérica, influenciando a través de la música, cine y literatura a los demás países de la región, hay que tomar en cuenta que los fenómenos socioculturales rápidamente se expanden por los países de centro y sud América.
Por otro lado, la industria del espectáculo - en el cine con la temática narco, especialmente las narconovelas -, encontró una veta que genera miles de millones de dólares, al explotar la narcocultura en sus diversas expresiones, desde el estilo de vida ostentoso, violento y rápido, hasta la música y la literatura que exponen un léxico propio y provocan la reasignación de significados a ciertas palabras y la creación de nuevos vocablos, creando así, el narcolenguaje.
No obstante, estar consciente de que el narcotráfico es un fenómeno criminal creciente y trasnacional y lejos del afán de banalizar el problema, aunque parezca un melodrama del estilo Los narcos también aman o Los narcos también lloran, quiero referirme a la narco poesía, otro aspecto de esa cultura que invade el continente desde adentro, con mucha fuerza, sin tregua y sin vergüenza de ser y existir.
Inicialmente, es menester recordar que el corrido es un género musical popular que nace de la representación de un sentimiento, una historia o una idea, con un talante estético muy particular que, alejado de los academicismos cautiva a los sectores más populares. Por su parte el narcocorrido se alimenta de las tradiciones corridísticas que siempre estuvieron presentes en la cultura popular de México, con mayor auge durante la Revolución Mexicana.
Igual a la poesía, las letras de los narcocorridos, se llevan a cabo a través de la palabra, en forma de verso, utilizando recursos como la métrica, la rima y la musicalidad para transmitir emociones, ideas y sensaciones de manera estética, con temáticas referidas a historias de narcotraficantes, donde las vidas de sus personajes ejemplifican al hedonismo delincuencial, encarnado en personajes reales.
Entonces, podemos decir que el narcocorrido es el legítimo predecesor de la narco poesía, ya que en la década de los setenta aparecen los primeros narcocorridos, siendo en los años ochenta que el género musical gana amplia popularidad, afincando en el imaginario colectivo, las hazañas y las vidas de traficantes famosos como el caso de Camelia la Texana, que fue inspiración para Ángel Gonzáles, que compuso Contrabando Y Traición:
“Salieron de San Isidro, procedentes de Tijuana
Traían las llantas del carro repletas de hierba mala
Eran Emilio Varela
Y Camelia, la Texana
Pasaron por San Clemente, los paró la emigración
Les pidió sus documentos, les dijo: ¿De dónde son?
Ella era de San Antonio
Una hembra de corazón
Una hembra, si quiere un hombre, por él, puede dar la vida
Pero hay que tener cuidado, si esa hembra se siente herida
La traición y el contrabando
Son cosas incompartidas
A Los Ángeles llegaron, a Hollywood se pasaron
En un callejón oscuro, las cuatro llantas cambiaron
Ahí entregaron la hierba
Y ahí también les pagaron
Emilio dice a Camelia: Oye, te das por despedida
Con la parte que te toca, tú puedes rezar tu vida
Yo me voy para San Francisco
Con la dueña de mi vida
Sonaron siete balazos, Camelia a Emilio mataba
La policía ya solo halló una pistola tirada
Del dinero y de Camelia
Nunca más se supo nada”
La narco poesía surge en menor proporción que el narcocorrido, dado a la poca costumbre de lectura que tienen los habitantes de la región y en especial, los admiradores del fenómeno social llamado narcocultura. Pese a que, emerge con una fuerte marca contradiscursiva, producto de su condición subalterna dentro del entramado social. Motivo por el cual la narco poesía, muchas veces, es confundida con la poesía urbana.
Empero, hay que recalcar que la poesía urbana es la poesía de la calle, es una derivación de la poesía tradicional que se caracteriza por la libertad en sus rimas y métricas, sirve como plataforma de denuncia por referirse a temas candentes en el ámbito político y social y por ser interpretadas, en su vertiente más tradicional, por gente oprimida, desamparada o sea por los sectores más empobrecidos de la población que, son víctimas de la miseria social derivada de la pobreza y de las drogas y no encuentran una salida para su de pauperización. Como ejemplo de poesía urbana podemos ver el poema del poeta portorriqueño Georgie López, publicado en An Anthology of Puerto Rican Words and Feelings. New York, Morrow, 1975; titulado About los Ratones:
“Los ratones venden las drogas
las cogen –las usan– se meten las agujas
sucias
Las usan en el Bronx
se meten la coca como se meten en los clubs de
billar
they play nodding out pool
they are behind the eight ball
georgie lopez va a ser el DDT contra
los ratones
se meten en los basements
con una ganga de yerba y coca
Los ratones les venden a los viejos y
las viejas y a los Young people like
me, georgie lopez
pero georgie lopez es el DDT contra
los ratones
yo soy el rat poison que se mete en las
esquinas de las esquinas de las calles
oh man, yeah, man sí there are mucho rats
and we need more cats
los gatos will tener una guerra contra los
ratones very soon
yo sé, yo sé, porque yo soy
georgie lopez DDT contra los
Ratones”
Mientras que la narco poesía, promociona la narcocultura, con el estilo de vida idealizado basado en el consumo y la mitificación de personajes con un poder adquisitivo alto, que dejaron de ser pobres porque se unieron al mundo del crimen. Además, la narco poesía mitifica y normaliza el modus operandi violento de los carteles, la constante confrontación entre narcotraficantes y los efectos devastadores, de sus actividades ilegales con toda la violencia que conlleva en sus vidas personales, sin importar que quebrantan las normas legales y sociales al maltratar la sociedad en su conjunto. Como ejemplo, los versos de Mario Quintero Los Más Buscados, que se popularizaron como narcocorrido por Los Tucanes de Tijuana:
“Hoy somos los más buscados
Pero cuál es el problema
Si ya nos acostumbramos
A trabajar en la quema
Nacimos con sangre brava
Y pólvora en nuestras venas
Las leyes se dan de topes
Por la culpa de nosotros
Pero ya no hay vuelta de hoja
Así es este gran negocio
Por ahí dicen cría cuervos
Y te sacaran los ojos
Que somos los más buscados
Por ahí dicen noticieros
Pero andamos en la calle
Haciendo lo que sabemos
Y le pese a quien le pese
Aquí mismo seguiremos
Billetes y más billetes
Tiramos por todos lados
Pero, así como gastamos
Se regresa triplicado
Por eso es que no hay problema
Que seamos los más buscados
Para controlar países
Se gasta mucho dinero
Hoy quieren echarnos guante
Eso es traición compañeros
Si somos del mismo equipo
Porque andan con tantos pelos
Hoy somos los más buscados
Por toda la policía
Pero somos más buscados
Para surtir mercancía
Ya estamos bien preparados
Para darles batería”
El fenómeno del narco corrido, es ampliamente estudiado por la Antropología Social, la Literatura y otras corrientes académicas.
En Latinoamérica, las realidades están, cada vez más, amalgamadas e infelizmente, la narco delincuencia está asfixiando a los Estados, de tal manera que la narco cultura, entendida como un conjunto de manifestaciones culturales -simbólicas y concretas- vinculadas al mundo narco y su poder instituyente que opera paralelo al poder legitimado del Estado, está instaurándose en el continente. Por eso hoy, la poesía como género literario que consiste en la representación de un sentimiento, una historia o una idea de un modo estético, también, está permeada por la temática narco y sus versos se popularizan en la región por medio de los versos del narcocorrido.
Es así que se puede constatar, que la ficción siempre se queda corta ante la realidad, por eso, la realidad social, tan caótica de Latinoamérica, carcomida por la ilegalidad contemporánea representada por el narcotráfico es explicada a través de la narcoliteratura en todas sus vertientes, empezando por la narco novela que se populariza por medio de las telenovelas, de igual manera, pasando por la narco poesía que se populariza en los versos del narcocorrido.
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