Ayer me escribieron en muchos, y a todos les agradezco por sus palabras, que desde lejos como de aquí tan cerca me llegaron. Lo sé, la comunicación no es la relación, ojalá la tecnología pudiera colaborar a la realización de un mundo mejor. Tarea para todos.
Ayer vi la complejidad de este gran país en cuatro recorridos con cuatro diferentes buses. En el primero, a las 9 de la mañana, cuando la trama del decreto 5503 estaba aun en una primera fase de metabolismo, así tan hormonal e impulsivo, me encontré con un conductor que recibió los 3 bolivianos con los cuales pagué y mirando que conmigo estaba también mi nieto de 6 años, hizo un gesto de pasividad con su rostro, recordando que mi nieto no había usufructuado de un asiento sino se vino sentando en mi regazo. El segundo bus, a las 10 y media más o menos, era conducido por un señor de mediana edad, muy seguro de sí mismo, el cual solamente cuando pagué me avisó que el pasaje había aumentado a 3 bolivianos. Le pregunté por qué y entonces dos personas ancianas levantando un poco el tono de su voz me dijeron que el presidente del estado había decretado un gasolinazo y que era justo que se subiera el costo del pasaje. Al conductor le dije que era un abusivo, que estaba aumentando el costo del pasaje sin que se hubiera decretado tal decisión. El tercer conductor, alrededor de las 12 del mediodía, al subir me avisó que el pasaje había subido a 4 bolivianos para todo el rayo urbano, 5 bolivianos hasta Sacaba y 3 bolivianos para los de la tercera edad. Al oírlo dos de los pasajeros pidieron se loa haga bajar donde estaban, seguramente no habían sido avisado como lo fui yo. Intenté preguntar al conductor si fue una determinación consensuada entre las partes o si solamente fue una decisión orgánica sindical. Así es, me dijo. Me hizo recordar como se vota obligatoriamente aun en este país. El cuarto conductor, a las 13 horas, en un bus casi vacío iba muy despacio, con la esperanza así de lograr conseguir mas pasajeros. No fue así hasta donde yo y nieto bajamos. Le pregunté a cuanto estaba el pasaje y me contestó que él no lo había subido, lo mantuvo a 2 bolivianos con 50 centavos. Al darle 5 bolivianos me devolvió 2 bolivianos con cincuenta centavos, no se cobró el pasaje que correspondía a mi nieto. Al bajar le dije que realmente el era un bicho raro.
Esto. Una pequeña pero clara imagen de cuan compleja es nuestra realidad cotidiana y de siempre. Cuatro conductores de la misma línea de buses y cuatro diferentes actitudes con la situación que se estaba desenvolviendo, con los pasajeros, y de por cierto con la vida. Cuatro psicologías, cuatro maneras de enfrentar los acontecimientos, cuatro maneras de luchar. El pasivo, el abusivo, el sumiso y el aún valiente. Bolivia, donde nunca hay que decir la última palabra, antes de la penúltima.
Maurizio Bagatin, 19 diciembre 2025
Imagen: Afiche de una exposición de Georg Baselitz


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