JESÚS CHAMALI -.
Hace tres años fui testigo de una conversación que mantenían unos conocidos. Mientras tomábamos café sentados en una terraza de la calle Triana, su preocupación era si se decidían por un monovolumen familiar o un todoterreno a la hora de comprarse un coche, y si era mejor la tecnología lcd o el plasma a la hora de comprarse un televisor, y si éste era mejor que fuera de 36 o de 40 pulgadas.
Hoy me los encontré por Mesa y lópez. Él, director comercial de una empresa de alimentación, me dijo que llevaba más de año y medio buscando empleo. Ella, arquitecta y tasadora, me comentó que su trabajo había bajado tanto en volumen que sus ingresos se habían reducido a un 30% de los que solía tener; y éstos muchas veces no los llegaba a cobrar porque sus clientes se habían vuelto morosos.
Era inevitable: saqué a colación la conversación con la que empecé esta entrada. Él agachó la cabeza y no contestó. A ella se le humedecieron los ojos y me confesó que el tema central de sus discusiones ahora no era sobre el coche, la tele o las vacaciones, sino qué había de comer mañana, si pollo o potaje.
¿El coche? Lo tuvieron que vender porque no podían mantener un seguro que rondaba los 1500.-€ al año y el combustible que tragaba.
¿El televisor? Es el testigo mudo de las largas veladas sentados cada uno en una esquina de su sofá, en silencio y absortos en sus propios fracasos.
A pesar de todo, les comenté, siguen siendo unos privilegiados. Cuando extrañados me preguntaron por qué, les respondí con toda rudeza, lo que no les gustó mucho.
¿Qué les respondí?
Es sencillo: ellos se preguntaban qué comeran mañana. Otros, en cambio, si comerán mañana.
6 Comentarios
Un puntapié en el rostro del exitismo, amigo Chamali. Qué realista y duro poema sobre el declive de este sobreglorificado sistema, que ha traído más hambre, más injusticia y más desigualdad social que ninguno otro en la historia.
ResponderEliminarComer pollo a diario es ya un gran privilegio.
Un abrazo amigo. Un escrito necesario y valiente.
Un viejo refrán castellano dice que cuando la ruina entra por la puerta, el amor sale huyendo por la ventana. Muchas parejas que sólo tenían como nexo de unión el bienestar económico reflejado casi siempre en un obsceno despilfarro se sienten ahora presas de una situación anómala para ellos y de esa unión sólo quedan ya las deudas, losmiedos y los reproches.
ResponderEliminarAdemás, muchas no se separan porque las deudas con la banca son tantas y como las asumieron en pareja, ahora, si se separaran, al disolver el patrimonio el valor de éstas superan con creces el de los activos y las entidades los declararían en quiebra por lo que subastarían a muy bajo coste sus bienes.
El dinero y las riquezas los unió y el dinero y la miseria impide que se separen. Irónico, ¿no?
Por lo visto las deudas son más fuertes -y duran más- que el tan manido amor.
Unidos primero por el amor interesado y luego por la conveniencia ante el abismo. Funciona casi como una paradoja deforme, señor Jesús.
ResponderEliminarPor estos lados, desde hace rato que las mujeres, al ser más empujadoras de la economía que los hombres, han decidido irse casando con separación de bienes. Pero la crisis ya parece permanente y nos golpea cada día la puerta con su siniestro toc toc.
Mi ex esposo se llevó casi todo lo que teníamos en común y sin siquiera decir agua va, sino aprovechándose de mi obligada ausencia laboral de la ciudad.
Saludos Jesús y gracias por tu historia. Está redonda y funciona hasta como una incitación a la rebelión de la mirada.
Hay una alegre y cínica canción de Andrés Calamaro que dice:
ResponderEliminar"No se puede vivir del amor.
No se puede comer al amor,
las deudas no se pueden pagar con amor.
Una casa no se puede comprar con amor."
Ciertamente el amor no es la solución a muchos de los problemas que acarrea la vida diaria. Cuando el dinero empieza a faltar se generan conflictos nuevos que bien podían estar latentes o se potencian los existentes. No se puede generalizar, cada pareja tiene su punto de tolerancia pero sobre todo cada individuo.. Es necesario remar con una mínima sincronía para avanzar.
Por otra parte innegable que lo que para unos es insuficiente para otros es lo mínimo indispensable. Como señala Jorge una cuestión inherente al sistema que todavía muchos se niegan a ver.
Un placer leerte.
Según nuestro derechista conglomerado gobernante, la fórmula para dejar de ser un desempleado es transformarse en un emprendedor, en un microempresario, en un vendedor callejero de flores de celofán o sopaipillas con ají, en un microcultivador de lo que sea, en definitiva, en un hombre o mujer ocupado y autovalente.
ResponderEliminarNo es una mala fórmula, pero deja en el desvarío a la mayoría de la población que fue formada bajo el signo del empleo dependiente.
No me gusta la dependencia estatal generalizada de las personas, porque termina siendo un refugio para muchos flojos y aprovechadores. Ya hemos visto lo que ha pasado con los alabados Estados de Bienestar. Pero hay muchas personas, sobretodo jefas de hogar con hijos pequeños y ancianos pobres a los que el Estado no puede dejar solos.
Hoy en Chile se vive una lenta recuperación económica. Hay un desempleo alto, pero también se percibe confianza en las personas de que es posible conseguir algo, confianza que siempre lleva aparejada incluso con anticipación, el endeudamiento.
Difícilmente se encontrará hoy en Chile una casa donde no exista un enorme televisor LCD, un par de notebooks y una nevera abarrotada con más cerveza que leche.
Es una extraña crisis.
Tan agobiante como vivir en la extrema pobreza, es la vida de quienes han perdido repentinamente el sustento de su standar de vida. Aplazar hasta donde se pueda las apariencias es una silenciosa batalla del hambre y la vergüenza social.
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