En la Plaza de la Catedral, cuando entran los pasos en el recinto.
Viernes Santo 2010.
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Por Concha Pelayo
Será a las doce en punto de la noche del día de Jueves Santo. Hoy mismo.
Zamora, mi ciudad, presume de tener una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional. Motivos no le faltan. La tradición y la liturgia, las mismas desde hace siglos; los ornamentos, el silencio, los recorridos por las angostas calles, el respeto de la ciudadanía y el fervor, son ingredientes fundamentales para que la Semana de Pasión de Zamora sea visitada por miles de personas que hacen que la ciudad quintuplique su población en estos días.
Esta misma noche, procesiona la Hermandad de Jesús Yacente, una talla atribuida al imaginero Gregorio Fernández de gran plasticidad y belleza. Sale de una pequeña iglesia románica, San Cipriano, haciendo un recorrido largo y angosto por antiguas calles árabes y judías, estrechas y enigmáticas y que dan al cortejo mayor belleza. Al contrario que en Andalucía, como en Sevilla, que la gente piropea a las imágenes, les canta saetas, se cruzan la calle mientras se desarrollan las procesiones y todo el mundo habla como si tal cosa, en Castilla y León y muy concretamente en Zamora, el público guarda sepulcral silencio. No se oye más que el sonido de las esquilas, el del tambor, el de las cruces arrastrándose por el suelo y el silencio. Así es el público zamorano y eso es lo que le caracteriza en Semana Santa.
Esta procesión tiene su momento álgido que se produce a la una de la madrugada, cuando todos los cofrades se han ido colocando en la Plaza de Viriato para recibir a Jesús Yacente que entrará por una de las esquinas de la plaza, en andas, semidesnudo y portado por los hermanos. Una vez que la imagen asoma por una de las calles que desembocan en la plaza, el Coro Sacro, voces de hombres, comienza a entonar el cántico del Miserere. Imaginaos la plaza donde no cabe un alfiler. Podéis apreciar el silencio, podéis escuchar esas voces tristes.
Cada año, procuro estar a la una de la madrugada en esa Plaza y cada año, siento erizárseme la piel.
Sería yo una mala zamorana si no os trajera estos momentos importantes de mi tierra. Que lo disfrutéis.
Un abrazo amigos.
Mirad también los dos vídeos.
6 Comentarios
Que de pasmado. Los videos son tan raros que me dieron un poco de escalofríos, sin dudas algo nada comun por este lado del mundo.
ResponderEliminarGodie. Curiosamente, aunque España legó gran parte de su cultura a América, sin embargo, no hizo lo mismo con la Semana Santa.
ResponderEliminarSon celebraciones muy curiosas, ancladas en la Edad Media y fieles a su liturgia. En cada pueblecito de España, por pequeño que sea, se celebra la Semana Santa. No hace muchos años, se cubría a las imágenes de morado y no se ponía música en los bares. Yo viví todo eso en tiempo de Franco. Después, la libertad que nos ha venido se ha convertido un poco en libertinaje, pero ha sido muy interesante haber sido testigo de tanto cambio y evolución. Me alegro llevaros un poquito de nuestras costumbres.
Qué diferente vivimos esta epoca del año, sin dudas no heredamos ni un poco de eso. En Buenos Aires salvo el no comer carne los viernes y el de ir a misa en domingo no se hace nada especial y se oye musica o se va de paseo sin remordimientos.
ResponderEliminarMe retrotrajo a mi infancia, época en la cual viví celebraciones similares de Semana Santa acompañando a mi madre, pues en Chile se mantiene la costumbre de celebrarla con ritos heredados de la tradición española. No obstante, estas celebraciones han ido perdiendo con el tiempo el carácter masivo y solemne de antaño, derivando en algunos lugares a representaciones burdas de la Pasión de Cristo, que más que atraer a los feligreses alejan y cuestionan la expresión actual del fervor religioso católico.
ResponderEliminarDemás está decir que para la gran mayoría de los creyentes católicos, la Semana Santa es vivida y apreciada sólo por ser un feriado extenso en el calendario, que permite distrarse y celebrar mundanamente, conservándose sólo ciertas costumbres que en este contexto están vacías de todo sentido, como es privarse de consumir carne, para consumir productos del mar desmedidamente, pues se trata de "celebrar" la Semana Santa.
Me gustó saber que en algún lugar, se conserva aún el sentido, que se vive y celebra coherentemente con las creeencias que se profesan.
Saludos Sra. Concha.
Tradición, fe, respeto, arte, estética, alegría, solemnidad. Cuántos ingredientes para una celebración mi querida Concha.
ResponderEliminarComo no creyente y furibundo antireligioso contemplo con entusiasta asombro el aspecto antropológico de estas formas de celebrar cada nueva Pascua cristiana.
Un fuerte abrazo y mis agradecimientos por traernos parte de tu mundo ante nuestros ojos.
Para muchos de los que conozco esta semana santa como las anteriores no fue más que una excelente ocasión para vacacionar. A decir verdad la mayoría de los que nos denominamos católicos o cristianos lo somos solo en lo exterior o para decir ya que a la hora de seguir los preceptos de la institución religiosa nos excusamos para no hacer lo que se exige. Nos mentimos y mentimos, pecamos y falseamos.
ResponderEliminarFelices pascuas para los creyentes.
Laura