PABLO CINGOLANI -.
Me ves, Chimán, desde el fondo de tu historia
Cinco mil años me separan de la mía, de mi historia
Cinco millones de años, vos has escrito la tuya, en los montes
Un día, los míos, vinieron con furia a destrozarte
Te empezaron a alejar -cuatro millones novecientos noventa y cinco mil años- de tu propia historia
Eso, nosotros, lo llamamos desarraigo –Heidegger lo decía en alemán y sonaba casi tan trágico como en castellano
Eso nosotros lo llamamos desarraigo, y es imperdonable
Para algunos de nosotros, eso no tiene perdón, ni olvido
No merecías eso, Chimán
No merecías tanto desprecio, Chimán
No merecías tanto maltrato, hermano
Te veo, desde el fondo de tu historia
Te veo cinco millones de años atrás
Y te veo fuerte, Chimán, casi como te veo ahora
Habrá, digo, que restarle a tu historia esos últimos y desalmados cinco mil años
Habrá, digo, que quitarle todo lo que Occidente te trajo
Habrá que acabar con todo ese desarraigo
Habrá, es un decir, que volver a empezar,
como siempre en estos casos
Me ves, Chimán, como yo te veo
Te veo, Chimán, ¿vos que ves, hermano?
Pablo Cingolani
Río Abajo, 28 de mayo de 2011
5 Comentarios
Magistral
ResponderEliminarSinceramente ADMIRABLE.
ResponderEliminarUna mirada que pone los atropellos de historia en el banquillo de los acusados.
ResponderEliminarEl sentimiento de desarraigo hoy parece ser generalizado.
Yo os veo, Chimán
ResponderEliminarcon la mirada baja
porque siento vergüenza
de encontrármela
con la tuya y
que tus ojos negros,
fijos en los míos,
me digan, con una mirada,
que los hombres occidentales
somos carroña,
somos insaciables bestias
que ni siquiera esperamos
a que la presa
haya muerto
para atacar.
Estremecedor poema.
Un fuerte abrazo.
7 de junio de 2011 03:53
Precioso y preciso. Muy bueno.
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