Por Concha Pelayo
A mí, al contrario que al amigo Chamali, nadie me ha pedido mi opinión sobre los resultados electorales en España del día 22, pero, pese a que nadie me lo ha pedido, voy a hacerlo. Esperaba estas elecciones sin esperar nada de nada. Ni siquiera voy a votar porque no quiero contribuir con mi voto a que que continúe la corrupción. Este es el argumento de peso que doy siempre para no votar. A los políticos no los miro por la calle, paso de largo como de la peste, por tanto, estas elecciones se presentaban con la misma indiferencia y con el mismo desdén. Ocurrió sin embargo, previo al día 22, lo que siempre había soñado: una revolución pacífica y multitudinaria por miles de jóvenes en toda España que reivindicaban unos derechos que se les niegan apartándolos de cualquier expectativa laboral y social. El efecto de este movimiento ha tenido su respuesta en diferentes países, en diferentes pueblos y ciudades del mundo entero. Pensé que esta revolución pacífica iba a dar un vuelco el día de la jornada electoral. Creí que la abstención iba a ser absoluta, creí que se desbancaría a los dos partidos PP y PSOE para que otros tomaran las riendas.
Estuve en la Puerta del Sol, en el corazón de España, al mediodía del día 21. El lugar bullía de entusiasmo y emoción. Me entretuve en leer los mensajes escritos en cartones, papeles, cuartillas. Dirigí mi mirada hacia los altos edificios donde se habían colocado enormes carteles reivindicativos; el poder de los grandes bancos, sus abusos, su desfachetez para airear sus altos beneficios despreciando a los que despiden o recortan sus salarios; los casos de corrupción más escandalosos, los nombres de los imputados en las listas pese a haberse demostrado sus corruptelas; el abuso de poder de las Comunidades Autónomas, los sueldos abusivos de sus cargos, los viajes en primera, las comidas, los regalos, los coches oficiales; el propio sistema electoral con listas cerradas y un larguísimo etcétera que debería hacer enrojecer a los protagonistas de tanto atropello.
Caminé entre la gente, hablé con unos y con otros, escuché sus reivindicaciones, me contagiaron su ilusión, sus ganas de insertarse en la sociedad, su necesidad de saberse útiles y no gravar tanto a los padres, estos padres españoles tan generosos y solidarios, estos padres que tuvieron mejor suerte que sus propios hijos pese a haber tenido menos formación y oportunidades que ellos. Pese a haber vivido tiempos de escasez y de miseria, de ahorro y opresión, tiempos sin tecnología punta, sin medios de comunicación ni de locomoción, tiempos duros. tiempos en que se consumía lo justo para vivir y ahorrar lo que se podía. ¿Qué sería de jóvenes españoles si no fuera por los ahorros de sus padres?.
Estuve con mi hija merodeando por Sol. Ella, por suerte, tiene trabajo, un sueldo decentillo y muchas horas de trabajo. Ahora no se pagan horas extraordinarias. Se trabaja a veces hasta altas horas de la madrugada sin protestar porque saben que si decaen y se van, hay veinte o treinta o cien personas que ansían el puesto por la mitad de dinero. Esta es la realidad de los jóvens españoles que trabajan. Ella ha seguido con entusiasmo el movimiento, ella también ha participado de las concentraciones, ella, como tantos otros han apoyado con su presencia a los "indignados". Y una piensa, ¿pero cómo puede haber gente que no se indigna? Pues la hay. Hay muchos millones de españoles que no son capaces de indignarse porque no saben lo que es la solidaridad, porque no tienen desarrollada esa inteligencia emocional tan necesaria para saber ponerse en la piel del otro.
Volví a Zamora el mismo día 22. Fiel a mis principios, no fui a votar. Me hubiera traicionado a mí misma.
Esa misma noche, antes de las diez el PP alcanzaba la mayoría absoluta. Se erigía en victorioso. Las primeras palabras de sus dirigentes no fueron, como yo esperaba, hacia los jóvenes indignados españoles, no. La prioridad fue, en palabras de Rajoy, adelantar elecciones para entrar en la Moncloa. Les han votado, como no, sus simpatizantes y beneficiarios, los amigos y amiguetes que tienen colocados en ayuntamientos, diputaciones, autonomías, gobiernos autonómicos, les han votado los que son beneficiarios de contratos fraudulentos, los empresarios que reciben contratos millonarios porque éstos se los van a pagar con altísimas comisiones. Comisiones que se han institucionalizado sin el menor rubor.
Mi indignación, creedme amigos, no es menor que la de los "indignados".
¿Qué va a ocurrir de ahora en adelante? El tiempo es soberano.
11 Comentarios
Quizás las primeras palabras de Rajoy no fueron para esos jóvenes, Concha, amiga, pero yo oí claramente a la caterva que agitaba "banderas victoriosas" (lo siento, no puedo evitar recordar ante la imagen de sus segudores esa estrofa del Cara al Sol que creí olvidada) gritar: "Esto es Democracia y no lo de Sol" una, otra y otra vez. Y a Rajoy no le oí decir que aquello también era Democracia. Que de hecho aquello era la verdadera Democracia porque el pueblo, de manera espontánea, se organizaba para debatir -sin intermediarios- sus problemas y buscar soluciones. Reconozco que algunas utópicas, pero en una semana han hecho más propuestas para salir de una situación enquistada que todos los políticos profesionales en dos legislaturas.
ResponderEliminarMarcos, Marquitos, es un infeliz; lo sé. Pero a su manera se negó a seguir una vez más el juego perverso a estos titiriteros.
Un gran abrazo, Concha.
Jesùs no he entendido muy bien el sentido de tus palabras. No sé si no me he sabido explicar pero, creo que dejo claro que la postura de esos jóvenes, organizdos espontáneamente pidiendo soluciones es la auténtica democracia.
ResponderEliminarPor favor, díme en qué no estás de acuerdo con mi escrito.
Cocha, creo que dejo patente en mi comentario: "a Rajoy no le oí decir que aquello también era Democracia. Que de hecho aquello era la verdadera Democracia porque el pueblo, de manera espontánea, se organizaba para debatir -sin intermediarios- sus problemas y buscar soluciones. Reconozco que algunas utópicas, pero en una semana han hecho más propuestas para salir de una situación enquistada que todos los políticos profesionales en dos legislaturas." (te lo copio literal) y creo que con ello manifiesto sin duda que esos jóvenes y su manera de organizarse SON la verdadera manifestación de la Democracia. No obstante si ves en mi comentario otro sentido, te ruego que me digas dónde, puesto que después de escribirlo y leerlo sucesivas veces soy incapaz de descubrirlo.
ResponderEliminarUn abrazo, compañera.
Ciertamente que hablo con una cuota de desconocimiento de la dinámica fina de entendimiento y desentendimiento de la sociedad española, pero al menos advierto una especie de Primavera de Praga ciudadana, no sólo en España, sino en varios países, incluido el mío.
ResponderEliminarLa población sale a las calles, resuelta y temeraria y reclama airadamente ante las políticas públicas que estima perniciosas para la personas comunes. Por supuesto que siempre hay utilización de una parte de esos sublevados pacíficos, pero estoy seguro de que la gran mayoría lo hace con plena y pura convicción democrática.
No creo por otro lado, que los jóvenes por sí solos crean posible reemplazar un orden por otro. La historia ya ha sido suficientemente aleccionadora. Más bien le espetan al púlpito político frases como: Ya basta! Dejemos atrás tanta ineptitud! Gobiernen para el pueblo y no para los grandes banqueros!
Es lo que logro percibir. Me parece legítimo el reclamo ciudadano airado. Las válvulas sociales tiemblan por explosionar desde hace décadas.
Por mi parte, prefiero las vías más rotundas, por lo que espero que nunca me arroguen con demasiado poder.
Jesús, tal vez me ha confundido de tu texto, el principio, cuando dices "Concha, amiga, pero yo oí claramente a la caterva que agitaba "banderas victoriosas" (lo siento, no puedo evitar recordar ante la imagen de sus segudores esa estrofa del Cara al Sol que creí olvidada) gritar: "Esto es Democracia y no lo de Sol" una, otra y otra vez."
ResponderEliminarEsta frase es la que me ha confundido. Yo no oí nada de eso pero había mucha gente y muschos grupos. Pero en lo básico estamos de acuerdo. Como lo estamos en apoyar a todos esos jóvenes insatisfechos y desencantadoss.
Un abrazo amigo.
Pues mira, yo, desde la televisión, ya que estoy en Canarias, oí perfectamente los eslóganes que gritaban los seguidores de Rajoy desde Génova. Era de esperar el de "Zapatero dimisión", digamos que va en el guión previsto. Pero me sorprendió el que denostaba a la gente que se reunía en la puerta Sol aunque no me sorprendió el silencio de Rajoy. Es su estilo callar y que otros deduzcan de su silencio lo que quieran creer, así no se compromete verbalmente y siempre podrá decir aquello de que "yo nunca dije eso"...
ResponderEliminarEspaña no vivió mayo del 68. Ahora, un grupo de personas, jóvenes y menos jóvenes se han movilizado para decir: ¡Ya está bien! ¿Cómo no iba a estar apoyándolos Concha? Lo que me duele es que nuestros políticos sigan ciegos y sordos ante ese clamor, ante esa luz cegadora.
Un enorme abrazo desde la lejanía de estas Islas Canarias, Concha.
Tras presenciar el desalojo por insalubres, y luego las golpizas policiales contra los “Indignados” en la plaza de Cataluña, me pregunto quienes son los que tienen el espíritu realmente insalubre, infesto, corrompido por los gusanos del poder.
ResponderEliminarDesde aquí todo mi apoyo a los Indignados. Y a sumar fuerzas, a no detenerse, a no claudicar, que ni a derechas corruptas ni a izquierdas inoperantes y vendidas les debemos nada.
Abrazos de un Indignado chileno.
Jorge Muzam
Las cosas pintan mal. Ahora puede ocurrir cualquier cosa. Viendo a la policía atacar a los jóvenes me he sentido, además de indignada, avergonzada. Siento una gran vergüenza y mucha pena.
ResponderEliminarMe resta pensar eso de que "no hay evolución sin revolución". ¿Estaremos en el camino?
Un abrazo a los dos.
Anoche, después de de ver en todas las cadenas de televisión las vergonzantes imágenes de la policía desalojando a los indignad@s "por razones de salubridad", al irme a la cama soñé con un cuadro de Francisco de Goya titulado "LUCHA CON GARROTE", pintado allá por 1820 -se puede localizar a través de internet para quien no lo conozca- y que para mí reflejaba perfectamente lo de ayer: la lucha sin razón y sin reglas entre dos Españas, la que pide que se escuche su clamor y sus revindicaciones y la "oficial", sorda a todo lo que no sea su propio y mezquino interés, con versiones y razones que ya nadie se cree para hacer y deshacer a su gusto o interés las cosas.
ResponderEliminarHoy me siento más que indignado, airado, más que airado, entristecido, más que entristecido, animado a buscar en un mapa un país dónde ser persona aún signifique algo para mudarme corriendo a él (lo de corriendo, en mi caso, ya se sabe que es una forma de hablar)...y no lo hago porque entonces pasaría de entristecido a deprimido total, me temo.
Vaya, qué buen panorama me he hecho de este tema al leer este post y sus respectivos comentarios.. le suma mucho a lo que tengo leido por la prensa local. A lo lejos, salvando las sustanciales diferencias, me recuerda tanto a la crisis que atravesamos en la Argentina en 2001.. estabamos todos tan indignados y ofuscados ¿aprendimos algo? .. (suspiro)
ResponderEliminarUn placer leerlos a todos!
Entre la gente hay muchas ganas de hacer cosas, mucha ilusión y honestidad, pero los políticos siempre están aplastando a la gente en lugar de ayudarla. Mi postura frente a la política de mi país es la misma que la suya Señora Concha. Un profundo desprecio me nace apenas escucho hablar a esos sinvergüenzas. No voto ni votaré hasta que aparezca una fuerza política que realmente se la juegue por el pueblo. Hasta ahora no hay nada de eso y nos quieren hacer elegir entre el cáncer de Fujimori o la lepra de Humala.
ResponderEliminarUn abrazo bien peruano.
Laurita, Arequipa, Perú.