“Y dale alegría, alegría
a mi corazón
Que ayer no tuve
un buen día…
por favor”
Fito
A veces me quiero morir. Sin flores. Sin velas ni ataúdes. Morir. Solo eso. Sin enfermedades. Tranquila: estoy contento. Solo que a veces me quiero morir. Me cansa cortarme las uñas de los pies. Me cansa llegar al trabajo y saludar a todos. Sobre todo al junior que tanto aborrezco.
Morir. Cualquier día. A cualquier hora, en cualquier lugar. Sin trámites. Sin la policía. Es que a veces me asusto. Y me dan ganas de arrancar. Estoy haciendo el amor y me asusto. Subo una puta al auto y me asusto. Subo una puta al auto y me quiero morir.
A veces, mientras le echo mantequilla al pan tostado y un rayo tenue de sol entra por la ventana de la cocina, medio atontado me rasco el poto y me dan ganas de morir.
Como un ejercicio. Para contarles qué hay al otro lado. Como un acto de fe. Para quebrar todos los esquemas. Para demostrarte que soy tan grande que me dan ganas de morir sin sentir. Ni remordimientos, ni piel de gallina.
Que ni siquiera lloren. Ni siquiera avisar en los diarios. Que ni siquiera se enteren mis compañeros de colegio. ¡No quiero a ni uno de esos tecnócratas hijos de puta en mi funeral! ¡Juro que los hechos a latigazos, como lo hizo Jesús con los piñeristas que vendían chucherías en el templo!
Es solo eso. Morirme. No te asustes. “Tómalo con calma… La cosa es así…”. Morirme.
Para que los días no sean tan planos. En ataúd de madera barata. Enterrado al costado de un árbol recién meado por un perro reencarnado. Que vengan todas mis mujeres.
Eso sí. Que vengan todas mis mujeres. En primera fila. Antes incluso que mi madre.
Que mi hermana se encargue de ordenarlas. Están todas invitadas. Cada una con los borradores de los poemas inéditos que les regalé. Total, si pelean como gatas me importará un carajo. Yo estaré bebiendo vino navegado con Jorge Tellier en el infierno.
Ya saben: en el infierno hay librerías, disquerías, cines y casas de puta. Y por supuesto bares.
Morirme. Porque se me para el culo. Porque no tengo nada que hacer. Dejar el trabajo inconcluso para que mi jefe se recague. Nadie será tan grande como yo. Pregúntenle a la gente en la calle de mi ciudad-pueblo.
No más celulares, ni cuentas de luz. Que Claudio se encargue de publicar mi libro inconcluso, mis poemas inconclusos, mi novela inconclusa y regale mis libros a una fundación de niños sin orejas.
A veces quiero morirme: en la fila del banco, en la cola del supermercado, en el taxi, en el cajero automático, pagando un disco en la feria del disco, en medio de un concierto, pidiendo matrimonio, en el parto del hijo que jamás tendré, en un discurso político, atrás del escenario, besando los senos más hermosos que he conocido, haciendo un foul en un partido de baby, pegándole una patada en las bolas a un cura pedófilo.
Morirme. Y qué tanto. Total ya hace rato está la cagá. Me dan ganas de morirme cuando veo las noticias, cuando me habla mi jefe, cuando entra la pérfida esa que me destrozó las células, cuando mi mamá habla mierdas en los cumpleaños, cuando no puedo abrir la puerta de mi habitación en el hotel, cuando despierto borracho y me doy cuenta que todo sigue igual.
A veces me dan ganas de morir. Una tarde de miércoles después de volver del trabajo. A mitad de semana nadie se preocupa de nadie. Una botella de whisky al seco y la cabeza en el horno. Sonriendo. No morirme de enfermedad. Morirme por aburrimiento. Escuchando una canción hermosa. Que me asistan como a Ramón Sampedro.
Morirme para que me coman los gusanos. Para no esperar el 2012. Para no tener que dar explicaciones. Me dan ganas de morirme porque no tengo nada que perder. Porque ya perdoné a los amantes de mi ex mujer. Porque ya me vengué de todos los que tenía que vengarme sin necesidad de vengarme y esa es mi venganza.
Hoy tengo ganas de morirme. Quizá mañana despierte con ganas de estar vivo. Como ayer.
12 Comentarios
Un par de días a trás mi tía, de unos 50 años que está comenzando su segunda carrera universitaria y con un marido que le da todo lo material que necesita, me dijo con sumo reproche: Lorena, porque no estudias conmigo Derecho así te podríamos poner en algún lugar y cobrar una pensión para tu futuro ¡así no podés seguir, con ese trabajo inestable! Sin moslestarme le contesté que cuando me sienta vieja y mala como para necesitar un cuidado simplemente me dejo morir. El espanto que procede a esa respuesta que tiro cada vez que intentan ponerme en el camino es difícil de describir. Y sí.. cuando no tenga más ganas de estar me dejo morir. Para mí funciona, si para otros no que se ocupen de organizarse el funeral como acostumbra la realeza.. que se gaste el instante en lo que cada uno le venga en gana.
ResponderEliminarMe parece estar frente de ti, oyendo este manifiesto. Un paso al lado de mayores comentarios. Eres tú. Ahora, me gustaría agregar como consejo, que si es posible, tus mujeres no comiencen a suicidarse...alguien se tiene que hacer cargo de tus libros. Me inscribo.
ResponderEliminarInteresante visión de la muerte en vida. Saludos-
ResponderEliminarQue buena onda! Está re de onda eso de querer morirse a cada rato. Que vivan los vivos y se mueran los que están podridos de la vida!
ResponderEliminarExcelente relato para definir esos estados existenciales del hombre.
ResponderEliminarTe acompaño en tu discurso, ¿cómo no? Todos nos sentimos así tantas veces...
Un abrazo.
Unase el club, somos muchos los que tenemos ese ideal. Muerte ya y que de los tramites se ocupen los que quedan en la vida. Por eso no pago por el seguro de muerte ni aunque la flia proteste.
ResponderEliminarYo me quedo hasta que se vaya el último de mis seres queridos. Me encargo de todos los detalles de los funerales y rindo el ultimo de los honores al que me deje.
ResponderEliminarVolver al polvo, ir hacia la muerte es lo mismo que querer repetir la vida porque en sí lo que se quiere es ir a un lugar seguro ante las pocas certezas de la vida y al final lo que se desea es volver al útero para nacer y empezar otra vez. No es que crea en la reencarnación sino que es una idea tonta que se nos mete en la cabeza cuando tenemos mucho miedo a vivir.
ResponderEliminarEsa bendita costumbre de los escritores de estar queriéndose ir antes de tiempo, hacen bien porque lo que hacen como si fuera lo ultimo lo hacen mas que bien.
ResponderEliminarLos que nos quedamos les rendiremos los honores a los que se quieren ir. No hay ningun problema!
ResponderEliminarMUÉRETE ENTONCES ! harías un gran favor, incluso a ti mismo. Porqué no quioeres vivir? si la vida es hermosa? los poetas le escriben a eso, los que están felices por cierto.
ResponderEliminarNo se muera que escrive bonito.
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