Por Luisa de Rokha
Creo en la libertad, en la integridad, creo en la realidad de las personas.
No creo en leyes, en naciones, fronteras.
Creo tan solo en la gente anónima, que está sola frente a sí misma y a un destino transparente, inasible.
En quienes están solos, buscando y se pierden, callan, gritan, tienen, están, llegan y preparan todas las partidas, esperan, se ponen de pié frente a tí y te miran a los ojos, hablan, abrazan, te sienten, sufren, llaman, te saben lejano, indiferente, incapaz de escuchar, incapaz de ayudar, incapaz de mirar, ciego por propia voluntad.
No hay otra verdad que la realidad de las personas.
Leyes, papeles, naciones, historia, cultura, poemas, plegarias, iglesias, progreso, descanso, mentiras, encantos, sueños y despertares, todo sentido lo otorga el ser humano.
Toda dignidad, belleza, multitudes de rostros desdibujados por su enormidad, con sus vidas plenas o tormentosas, contenidos por naciones, religiones, mandatos, clasismos, machismos, modernidades, llantos.
En el momento en que leyes, naciones, conflictos, grupos, políticas, familias, partidos políticos, asumen su rodaje en el mundo con su génesis en nosotros mismos, y desencantan, atrofian, asfixian, arrasan con la gente que grita y no sabe recuperar su lugar en el engranaje monstruoso y solo deseamos echarlos al viento para respirar profundo y sentirnos dueños de nuestro espacio.
Un pié a cada costado y las manos abiertas hacia adelante.
La mirada.
De pié, ojos atentos, buenos y generosos, altivos y cerrados.
Alertas y amorosos.
Cuando el orden y la economía y el Estado obvian a la poesía del estar vivos, que somos personas reflejando como en un sueño a todas las banderas que se asume nos sostienen y otorgan identidad.
No hay otra referencia, ni otra verdad, ni otro punto válido de apoyo que el atávico propósito de reunirnos para el bien común.
Nación, Producto Interno Bruto , Patria, aquella en la que cada uno sabe y siente, paso a paso.
Tanta verdad de la realidad que se disuelve, inevitablemente en medio de todos estos conceptos inabarcables: abriendo los ojos, tal vez, la vida la pueda contener en mis manos y mis sueños deseados.
Soy de aquellas que ha elegido el mundo como residencia, esta tierra como país, este espacio como lugar para mi existencia, y todas mis límites, como puertas para todas mis propias rutas y senderos para recorrer.
Y entonces, un sordo murmullo se deja caer con velocidad mortal: la calle y sus semáforos, las tiendas, la ley, los escenarios del Estado: los impuestos, el tránsito, las banderas, el dinero, el tiempo regido por horarios, y sin pánico ni temor, es imposible dejar de notar en un segundo, lo que somos en esta rueda sin punto de partida ni de un final previsible.
Creo tan solo en la gente anónima, que está sola frente a sí misma y a un destino transparente, inasible.
En quienes están solos, buscando y se pierden, callan, gritan, tienen, están, llegan y preparan todas las partidas, esperan, se ponen de pié frente a tí y te miran a los ojos, hablan, abrazan, te sienten, sufren, llaman, te saben lejano, indiferente, incapaz de escuchar, incapaz de ayudar, incapaz de mirar, ciego por propia voluntad.
No hay otra verdad que la realidad de las personas.
Leyes, papeles, naciones, historia, cultura, poemas, plegarias, iglesias, progreso, descanso, mentiras, encantos, sueños y despertares, todo sentido lo otorga el ser humano.
Toda dignidad, belleza, multitudes de rostros desdibujados por su enormidad, con sus vidas plenas o tormentosas, contenidos por naciones, religiones, mandatos, clasismos, machismos, modernidades, llantos.
En el momento en que leyes, naciones, conflictos, grupos, políticas, familias, partidos políticos, asumen su rodaje en el mundo con su génesis en nosotros mismos, y desencantan, atrofian, asfixian, arrasan con la gente que grita y no sabe recuperar su lugar en el engranaje monstruoso y solo deseamos echarlos al viento para respirar profundo y sentirnos dueños de nuestro espacio.
Un pié a cada costado y las manos abiertas hacia adelante.
La mirada.
De pié, ojos atentos, buenos y generosos, altivos y cerrados.
Alertas y amorosos.
Cuando el orden y la economía y el Estado obvian a la poesía del estar vivos, que somos personas reflejando como en un sueño a todas las banderas que se asume nos sostienen y otorgan identidad.
No hay otra referencia, ni otra verdad, ni otro punto válido de apoyo que el atávico propósito de reunirnos para el bien común.
Nación, Producto Interno Bruto , Patria, aquella en la que cada uno sabe y siente, paso a paso.
Tanta verdad de la realidad que se disuelve, inevitablemente en medio de todos estos conceptos inabarcables: abriendo los ojos, tal vez, la vida la pueda contener en mis manos y mis sueños deseados.
Soy de aquellas que ha elegido el mundo como residencia, esta tierra como país, este espacio como lugar para mi existencia, y todas mis límites, como puertas para todas mis propias rutas y senderos para recorrer.
Y entonces, un sordo murmullo se deja caer con velocidad mortal: la calle y sus semáforos, las tiendas, la ley, los escenarios del Estado: los impuestos, el tránsito, las banderas, el dinero, el tiempo regido por horarios, y sin pánico ni temor, es imposible dejar de notar en un segundo, lo que somos en esta rueda sin punto de partida ni de un final previsible.
11 Comentarios
Siento que has traspasado todas las vallas con que se malversa la vida de las personas.
ResponderEliminarTu opción es por lo auténtico, por la sustancia misma que nos mueve a vivir. Lo demás no vale o vale muy poco.
Hay belleza en tus palabras, hay rebeldía, hay claridad, hay amor.
Me alegra encontrar similitudes con mi propia forma de pensar. No estamos solos y talvez seamos muchos.
Saludos.
Así se entiende: conceptos inabarcables que desvían nuestra conciencia de estar vivos, de ser únicos.
ResponderEliminarValiente artículo. Felicitaciones y besos.
Camila
Comparto, comparto esa fe y ese pensamiento tan lleno de fuerza y honestidad. Me gustó mucho, saludos!
ResponderEliminarAsí lo he percibido desde que te conozco, mi querida Luisa. Eres vida y poesía, vida y libertad, poesía y emoción, tumulto, anhelo, ansias, precipitación, honestidad, belleza, preocupación por los tuyos, por los demás, por todos los que sufren y son avasallados. Eres amor, puro amor y generosidad.
ResponderEliminarY siempre has sido igual. Contigo no cabe equivocarse. En ti no hay disociación. Eres vida y poesía al mismo tiempo.
Bienvenida a Plumas Hispanoamericanas. Es un orgullo que estés escribiendo junto a nosotros. Esta es nuestra casa compartida, nuestro bar virtual, somos los escritores okupas del ciberespacio.
Un abrazo gigante.
Yo también te doy la bienvenida a esta casa sin puertas, a este espacio sin barreras, a este lugar que, por sí solo, es todo un mundo.
ResponderEliminarUn abrazo amiga Luisa.
Los que están solos frente a si mismos, valiéndoselas. Esos son los verdaderamente fuertes.
ResponderEliminarSaludos. Hermoso escrito.
Fe en el ser humano. Eso es lo que más ha faltado.
ResponderEliminarAgradecida de sus palabras, a todos ustedes. Saberme/nos acompañados en la aventura de estar vivos, esto lo digo... tantos la dejan pasar a un costado y se amansan en las expectativas que intoxica a los impulsos. Siento que una tropa de legionarios nos vamos acompañando en la poesía? los ensayos ? Nada!! es la palabra dibujada, y nuestra mirada que se duerme en lontananza, hasta que formamos la idea y la forma para hablarnos en silencio, leyendo el ruido sordo de nuestra letra. Qué privilegio es el estar al amparo del frío y la lluvia, disfrutarla como cuando ruge la tierra y se sacude, asustando. Todo abismo, mis queridos. Y caer, si es necesario. Abrazos para tí, Jorge, para tí, Lore.. y todos los demás. MUCHAS GRACIAS !!!!
ResponderEliminarUna cuestión de fe, de ideales, de principios y sobre todo de fines!
ResponderEliminarTras abandonar la fe en la que me introdujeran mis padres me hice de una nueva forma de vivir que sostiene las mismas creencias que la tuya. Cuánto expresás me motiva, me alegra y me afirma en mi misma. Soy lo que soy, lo que amo y lo que creo. Soy ese conjunto de creencias a las que les seré fiel por el resto de mi vida.
ResponderEliminarQué placer tenerte por acá querida amiga, un gran abrazo y espero seguir leyéndote muy pronto. Abrazos!
Que el sordo murmullo no apague la vida, mi Luisa. Somos mucho más que eso.
ResponderEliminar